En los tres siglos del coloniaje español en el territorio que ahora es Bolivia, Santa Cruz gozó de autonomía, pues se hallaba prácticamente aislada de los centros de poder de entonces. El motivo que dio lugar a esta situación se originó en que tenía la condición de “ciudad frontera” por su ubicación geográfica, lejos de todos y cerca de nadie, como dijo la historiadora cruceña Paula Peña, debido al aislamiento que confrontaba, que se manifestaba de su marginalidad del eje La Plata-Potosí. Además, por ser “ciudad frontera” estaba reconocida por el derecho jurídico castellano de ese tiempo.