En la mayoría de las culturas bantúes (grupos étnicos de pueblos melanoafricanos), el camaleón juega un papel determinante entre la vida y la muerte, según el mito, Dios envió al camaleón para anunciar a las personas que nunca morirían, pero los camaleones andan dudando –un pasito adelante, (casi) un pasito atrás– y el mensajero llegó con retraso. Así que un lagarto se anticipó con un nuevo recado; la mortalidad.