En una de sus fábulas, Esopo explica que las hienas cambian de sexo cada año. La historia cuenta que un macho intenta forzar a una hembra quien le recuerda que al año siguiente cambiarán las situaciones. Otra historia del mismo autor narra que un zorro rechaza a una hiena argumentando que no puede estar seguro de si será su novia o novio. Las moralejas son, más o menos, claras, pero el sexo de las hienas sigue siendo difícil de determinar. En 2010, el zoológico japonés de Maruyama recibió a Kami y Kamutori, dos hienas moteadas. Ambos ejemplares eran machos. Determinar el sexo de estos mamíferos no es tarea fácil, ya que las hembras son grandes, agresivas y tienen un pseudopene.