Colorado (EEUU).- La imagen que abre este artículo del pequeño Omran, cubierto de polvo y ensangrentado, provoca en la mayoría de las personas una intensa empatía. La fotografía del pobre Aylan, con su camiseta roja y sus pantaloncitos azules, sin vida en una playa turca, también suscita una inmensa empatía. Pero son empatías diferentes. La primera genera compasión, solidaridad y ganas de ayudar a Omran. La segunda, dolor, angustia y hasta ganas de mirar para otro lado. Un estudio muestra ahora las bases cerebrales de ambas emociones.