La reciente extensión del arresto domiciliario de la activista rusa Anastasiya Shevchenko, del movimiento cívico Open Russia, en virtud de la ley nacional contra los críticos contra el Kremlin, los llamados "indeseables", es un ejemplo más del "atentado contra los Derechos Humanos" que supone esta normativa, una coartada para perseguir a "activistas y grupos independientes", según la ONG Human Rights Watch.