El Gobierno de Rusia, acusó ayer al Ejército ucraniano de la comisión de crímenes de guerra al bombardear dos hospitales en Lugansk y Jersón, señalando a la OTAN, tanto por la indiferencia exhibida ante tales ataques como por proporcionar información de Inteligencia para la ejecución de los mismos, lo que convierte a los países de la Alianza Atlántica, a juicio de Moscú, en participantes directos en el conflicto.