Unos "consultores individuales", entre nacionales y extranjeros, que ha comenzado a contratar el gobierno de Luis Arce, recibirán los Bs 50 millones del incremento al presupuesto de comunicación aprobado muy de prisa.
Se presume que sean argentinos, venezolanos y cubanos los preferidos para distribuir este dinero que bien podía haber servido para comprar vacunas.
El nuevo gobierno masista confirma que su prioridad es la propaganda, como ocurrió durante la gestión del cocalero Morales.
Entre 2006 y 2018, ese gobierno, con Luis Arce de ministro de economía, destinó a Salud Bs 13.355.426.448, a Educación Bs 13.027.370.002... pero a Comunicación destinó Bs 27.481.000.554.
Este último monto, el de comunicación, es decir propaganda, equivale a US$ 4.000 millones, mientras que los montos de salud ni siquiera la mitad, como se puede ver ahora.
De veras que, de propaganda, este presidente sabe muy bien. Pero hay cosas que no se pueden ocultar.
El economista Walter Chávez D´Angelo dice en una columna muy certera:
"El desequilibrio externo significó una pérdida de 2.800 millones de dólares de reservas internacionales en 2019. Las restricciones impuestas por la pandemia aminoraron la demanda por importaciones, por lo cual las reservas en divisas cayeron en sólo 1.715 millones de dólares en 2020. De esta manera, a finales de febrero pasado, apenas quedaban 2.268 millones de dólares de reservas en divisas. Esto sugiere que a este ritmo, hacia finales del presente año se habrán acabado las reservas en divisas, y será preciso recurrir a las reservas oro del Banco Central."
"Como las reservas oro se sitúan en poco más de 2.000 millones de dólares, hacia el segundo semestre de 2022 se agotarían incluso esas reservas del Banco Central, y una cuantiosa devaluación real sería inevitable. La consiguiente crisis será muy penosa para la población boliviana y propinará un golpe lapidario al mito populista del MAS."
"Ante este escenario altamente desfavorable, la principal prioridad del gobierno es simplemente postergar la crisis política y social que la inevitable cuantiosa devaluación provocará una vez que se agoten las reservas. La reactivación de la economía y la lucha contra la pandemia son poco atractivas para el gobierno, pues resultarán en mayor demanda por importaciones y por tanto pérdida de valiosas reservas. La población boliviana debe "aguantar" la pandemia y la caída en empleo e ingresos."
El falso mito una nueva economía y una moneda fuerte, por ser soberana, es ahora una soga al cuello para quienes diseñaron esta farsa.