Un zurdazo de Morales definió el partido, mismo que fue impulsado por toda la fe de un equipo que no se dejó intimidar por el poderoso Real Madrid, tanto así que el Levante terminó sorprendiendo y destrozando quinielas para destronar a los merengues del liderato de LaLiga.En cuanto a interés e intensidad, poco se puede reprochar al Real Madrid. Desde el inicio aceptó el intercambio de golpes con un equipo alegre y venenoso como el Levante, y tuvo el mando durante el primer tiempo. De no ser por la generosidad de Benzema, con el meta rival y con los compañeros, el equipo blanco debió retirarse al descanso en ventaja. Tuvo dos claras, ambas filtradas por Isco, rematando blando la primera y buscando al cesión a Hazard en la última. El caso es que, además de las de Karim, Casemiro tuvo otra muy clara, en una extraña concesión de Aitor, que nunca regala nada, y Modric se hartó a intentarlo desde fuera. No hubo forma de doblegar al meta local. La grada vibraba con las arrancadas de Morales y la pelea de Roger, pero salvo un disparo lejano de Campaña despejado por Ramos, no hubo opciones claras para el Levante. Y eso prueba el buen trabajo defensivo blanco, pese a la amarilla madrugadora de Ramos en una falta normal y corriente. La segunda parte nació con polémica. Se explicó en la semana que las manos, voluntarias o no, que ocuparan posición antinatural eran sancionables como penalti. Campaña braceó en una carrera con Isco. El árbitro y Cuadra Fernández, en el VAR, estimaron que era lo más natural del mundo.