El Barça más agónico se fue a dormir líder, pero sin síntomas de mejora. Un penalti transformado por Messi y que sólo detectó el VAR en el campo le valió a un gris Barça tres puntos ante la Real que sirven para olvidar por un rato el palo del Barnabéu y presionar al Madrid. Pero los culés deben de ser muy conscientes de que milagros como el de ayer no pasan todos los días. En la primera parte, Braithwaite y Messi protagonizaron las principales acciones destacadas de ataque blaugrana, pero, tal y como pasó en Madrid hace una semana, con fallos a la hora de definir. Oliendo el peligro, el Barça reaccionó a base de rabia y pegó tres arañazos que encendieron el partido. El equipo buscaba esos tres puntos que valían un liderato provisional y para lograrlo Setién echó mano de Arturo Vidal, cuya salida es sinónimo de que algo va a pasar. Y vaya si pasó. En su primera acción centró un balón al área que rechazó Le Normand. La jugada prosiguió y cuando la Real casi marca en el contragolpe se llamó desde la sala VOR a consulta al árbitro, que observó como el central había despejado el balón con el brazo. Penalti, gol de Messi y la Real con diez minutos para hacer todo lo que había dejado para el final. No le dio la vida, en cambio, al Barça ese penalti le salvó la suya. Agonizante, pero líder. Y eso que al final el VAR, que rescató al Barça, anuló un gol a Jordi Alba tras fuera de juego de Ansu Fati.