«¿Cuál es nuestro delito que nos privan de la escuela, de la universidad y de todo? ¿Cuál es nuestra culpa?», se ha preguntado Marwa, una de las personas cuyos testimonios han sido recogidos por el canal de televisión afgano Tolo News.
«He gastado alrededor de 400.000 afganis (más de 4.100 euros) en mi salón de belleza. Soy el sostén de mi familia y tengo la responsabilidad de llevar alimentos para doce personas de mi familia», ha reclamado Sadaf.
La decisión de los talibanes, advierten las manifestantes, provocará que miles de mujeres se queden sin trabajo. Colectivos de Derechos Humanos han denunciado que esta medida es parte de las restricciones contra las mujeres impuestas por los fundamentalistas desde que se hicieron con el control en agosto de 2021.
Los talibanes han dado a los dueños de estos locales hasta el 2 de julio para cerrarlos. La excusa que han esgrimido es que el uso de pelucas y otras licencias estéticas, como la depilación de cejas, contradicen los valores islámicos.
Esta decisión restringe aún más los espacios seguros y accesibles de las mujeres afganas, que ya tienen prohibido acudir a los centros educativos, los gimnasios, e incluso algunos centros recreativos. Recientemente, han prohibido que trabajen para las oficinas de Naciones Unidas y de organizaciones no gubernamentales. (Europa Press)