La organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó que aproximadamente 600.000 personas desplazadas en los alrededores de la ciudad de Goma, situada en el este de República Democrática del Congo (RDC), viven en condiciones desesperadas a causa del inadecuado suministro de alimentos y la violencia en esta zona del país africano.
Médicos de la ONG presenciaron unas tasas alarmantes de desnutrición y mortalidad en algunos de los campamentos de desplazados en la zona, ubicada en la provincia de Kivu Norte, por lo que solicitó a la comunidad internacional pasos concretos para materializar el compromiso de las agencias de Naciones Unidas, de incrementar sus esfuerzos para dar ayuda a la población.
“La escala y la duración del desplazamiento es histórica para el este de RDC”, indicó el director de programas de emergencia de MSF, Guyguy Manangama. «Esto nos da la idea de la respuesta que es necesaria, si bien cientos de miles de personas siguen en gran parte olvidadas por la comunidad de ayuda, a pesar de la creciente conciencia del sistema humanitario», lamentó.
MSF lleva meses alertando sobre el nivel inadecuado de la ayuda y la lentitud en la entrega de este apoyo a las personas que huyeron de sus hogares ante el repunte de la violencia, a causa de la ofensiva lanzada a finales de 2022 por el grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23).
En este sentido, la organización reseñó que, pese a que durante las últimas semanas se ha registrado un incremento de la ayuda, alrededor de 600.000 personas no están recibiendo, con una preocupación especial en torno a la falta de comida y de alojamientos adecuados para estos desplazados.
«La catastrófica situación es aún más incomprensible teniendo en cuenta la proximidad de la gran ciudad de Goma, donde podría distribuirse ayuda fácilmente», destacó Manangama, quien detalló «que hay actividades aquí y allí, pero sin ninguna coordinación o supervisión de la situación en los campos».
«La escala de la movilización del sistema de ayuda está lejos de ser suficiente y es demasiado lenta», arguyó, antes de incidir en que existe también una flagrante ausencia de visibilidad e información sobre la ayuda entregada y el número de personas que necesitan ayuda, una información que es necesaria para una coordinación adecuada entre las organizaciones de ayuda.
De esta forma, MSF recordó que un estudio sobre mortalidad llevado a cabo en abril en los campamentos de Rusayo, Shabindu y Don Bosco reveló unas alarmantes tasas de mortalidad entre niños menores de cinco años durante los primeros cuatro meses del año. En el caso de Rusayo, donde viven entre 85.000 y 100.000 personas, murieron más de tres niños al día.
Asimismo, los datos reflejan tasas de desnutrición aguda entre el 4,9 por ciento de los menores de cinco años en el campamento de Elohim, donde residen unas 4.000 personas, según datos de un estudio realizado en mayo por la organización.
La falta de comida impacta, además sobre la salud de los adultos, especialmente las mujeres, que a menudo tienen que abandonar los campamentos para buscar alimentos y madera, lo que las pone bajo un mayor riesgo de violencia, incluida violencia sexual.
MSF alertó en mayo del elevado número de violencia sexual que habían recibido atención de sus equipos, incluidas alrededor de 675 víctimas en dos semanas en los campamentos de Bulengo, Lushagala, Kanyaruchinya, Elohim, Munigi y Rusayo. En la actualidad, los equipos de la ONG informan de una media de 40 mujeres que buscan ayuda de forma diaria por violencia sexual en estos campamentos. (Europa Press).