Lukashenko, que ejerció de mediador, defendió ayer durante un acto público que Prigozhin recibió garantías de seguridad, horas después de que las autoridades de Rusia anunciasen el archivo de todas las causas penales abiertas contra el Grupo Wagner para tratar de cerrar este tenso capítulo.
El presidente se ofreció acoger durante un tiempo a Prigozhin, del que no consta ninguna imagen pública desde el estallido de la rebelión. Sus únicas declaraciones se produjeron, con un mensaje de voz en el que alegó que en ningún caso quería derrocar al Gobierno elegido democráticamente y que, si paró, fue para evitar un derramamiento de sangre.
De su llegada a Bielorrusia no trascendió detalles, ni tampoco está claro qué pasara ahora con los miembros de un grupo que, en teoría, avanza hacia su disolución. Lukashenko aclaró que no se instalarán campamentos en territorio bielorruso, aunque sí prometió que su Gobierno colaborará en el alojamiento de mercenarios si así lo requieren.
También desmintió que vaya a recurrir a Wagner para proteger las armas nucleares tácticas enviadas por Rusia, de las que ya habría llegado una mayoría de las prometidas por Putin o que tenga constancia de alguna provocación en Bielorrusia de cara a la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN en julio en Vilna (Lituania).
Lukashenko, que ya había reconocido previamente dio orden a su Ejército de estar listo para el combate ante la posible escalada de unas tensiones que afectaban a su estrecho aliado, alabó el papel de las Fuerzas Armadas bielorrusas y su rápida capacidad de reacción ante el mayor desafío al liderazgo de Putin desde su ascenso al poder.
«TODO SE DESCONTROLÓ»
Prigozhin ya llevaba meses criticando el papel de las fuerzas rusas en la guerra en Ucrania, con críticas directas a altos mandos militares, incluido el ministro de Defensa, Sergei Shoigu. Lukashenko, sin embargo, aprovechó su comparecencia para alabar el trabajo de Shoigu, ya que considera que a veces se le crítica inmerecidamente.
No obstante, Lukashenko sí reconoció errores, tanto por su parte como por la de Putin y Prigozhin: «No supimos anticiparnos a esta situación». «Dejamos que se nos escapara y entonces todo se descontroló», apuntó Lukashenko, que solicitó que ni a él, ni a los otros dos aludidos se les considere héroes. (Europa Press).