Se trata de un planeta que, según los astrónomos, probablemente ni siquiera debería existir.
«Es un espejo gigante en el espacio», afirma el astrónomo James Jenkins, de la Universidad Diego Portales en Chile y del Centro de Excelencia en Astrofísica y Tecnologías Asociadas (CATA) de Chile, coautor de la investigación publicada en la revista Astronomy & Astrophysics.
El planeta refleja alrededor del 80% de la luz entrante, lo que lo convierte en el objeto más reflectante conocido en el universo. Venus, el objeto más brillante del cielo nocturno de la Tierra además de la Luna, es el cuerpo más reflectante de nuestro sistema solar, y está envuelto en nubes tóxicas de ácido sulfúrico.
Venus refleja alrededor del 75% de la luz incidente, mientras que la Tierra refleja alrededor del 30%.
El planeta, denominado LTT9779b, y su estrella se encuentran en la Vía Láctea, a unos 264 años luz de la Tierra, en dirección a la constelación del Escultor. Un año luz es la distancia que recorre la luz en un año, 9,5 billones de kilómetros.
El diámetro del planeta es unas 4,7 veces mayor que el de la Tierra y orbita muy cerca de su estrella: más cerca que Mercurio y 60 veces más cerca que la órbita de la Tierra.
Con la abrasadora radiación solar de su estrella, la temperatura de su superficie es de unos 1.800 grados Celsius, más caliente que la lava fundida. Los investigadores estudiaron el planeta utilizando el telescopio orbital CHEOPS de la Agencia Espacial Europea.
Los expertos creen que sus nubes están compuestas por metales, una combinación de titanio y silicato, el material que compone la mayoría de las rocas de la corteza terrestre. «Creemos incluso que las nubes podrían condensarse en gotas y provocar lluvias de titanio en algunas partes de la atmósfera», explicó Jenkins.
«No se ha descubierto ningún otro planeta como éste hasta la fecha», afirmó el astrónomo y autor principal del estudio Sergio Hoyer, del Laboratorio de Astrofísica de Marsella (Francia).
El hecho de poseer una atmósfera y orbitar tan cerca de su estrella lo convierte en «un planeta que no debería existir», según la astrónoma y coautora del estudio Vivien Parmentier, del Observatorio de la Costa Azul (Francia).
«La cubierta de nubes super reflectantes probablemente evitó que el planeta se calentara demasiado y perdiera su atmósfera», explicó Parmentier. «Esto es bastante único, ya que todos los demás planetas a esta temperatura que son lo suficientemente grandes como para mantener su atmósfera son demasiado calientes para formar nubes y, por lo tanto, son tan oscuros como el carbón».
Los investigadores se preguntan si LTT9779b, también llamado el «Neptuno ultracaliente», empezó siendo un gigante gaseoso que perdía la mayor parte de su atmósfera, o si empezó con su tamaño actual.
Se han descubierto más de 5.000 planetas fuera de nuestro sistema solar, llamados exoplanetas, muchos de ellos con características muy diferentes a las de los ocho planetas internos al sistema. «La diversidad de exoplanetas es asombrosa», dijo Parmentier, «y apenas hemos arañado la superficie». (Reuters)