Este 29 de septiembre conmemoramos 25 años desde la partida de una figura notable de La Paz: Jaime Terceros Castro. Un cuarto de siglo ha transcurrido desde que dejó este mundo, pero su presencia sigue viva en quienes lo conocimos y admiramos. Este homenaje es profundamente personal para mí, no solo por su destacada trayectoria profesional, sino porque tuve el privilegio de llamarlo abuelo. Jaime Terceros fue más que un esposo, padre y abuelo ejemplar; fue un ser humano íntegro y un periodista que dejó una huella indeleble en la historia del periodismo boliviano.
Nacido en 1936, Terceros se incorporó a EL DIARIO, el Decano de la Prensa Nacional, el 5 de marzo de 1972. En su rol como Jefe de Redacción, destacó por su dedicación y visión, liderando a su equipo periodístico con un compromiso que trascendía las responsabilidades cotidianas. Colaboró estrechamente con los directores Jorge Carrasco Villalobos, Elena Jahnsen de Carrasco y Jorge Carrasco Jahnsen. También, en sus últimos años en el periódico, aportó su vasta experiencia como asesor de la Dirección, guiando a EL DIARIO hacia la excelencia periodística.
Entre sus contribuciones más memorables se encuentran las coberturas de eventos que definieron el destino de Bolivia. Su liderazgo en la cobertura de la negociación de Charaña, el retorno a la democracia y la crisis económica de los años ochenta, por mencionar algunos, evidenció su capacidad para captar y transmitir, con precisión, los momentos más importantes de la historia nacional.
Terceros también tuvo el gran desafío de dirigir la elaboración de la edición conmemorativa del Sesquicentenario de la República, publicada el 6 de agosto de 1975. Este monumental trabajo de 472 páginas fue fruto de seis meses de esfuerzo y relató los hitos más importantes de los 150 años de independencia de Bolivia. Su exitosa publicación no solo demostró su habilidad organizativa, sino también su profundo conocimiento de la historia del país. A pesar del esfuerzo titánico que demandó, nunca descuidó la calidad de la edición diaria, asegurando que la población boliviana estuviera siempre bien informada.
Otro aporte significativo y visionario fue la creación de El Chasqui, un suplemento innovador que, en una época anterior al acceso masivo a la información digital, ofrecía una recopilación de noticias de distintas épocas de la historia mundial. Este suplemento fue una fuente invaluable para los lectores, permitiéndoles mantenerse al tanto de los sucesos más importantes tanto en Bolivia como en el resto del mundo.
El prestigio de Jaime Terceros no se limitó al ámbito local. Representó a EL DIARIO y al periodismo boliviano en diversos eventos nacionales e internacionales, consolidando su reputación como un profesional de gran talla. Su ética y compromiso le valieron numerosos reconocimientos a lo largo de su carrera, entre ellos, una distinción por parte de la Vicepresidencia de la República, durante el último gobierno de Víctor Paz Estenssoro, que subrayó su valiosa contribución a la prensa boliviana.
En un tiempo en que la información no estaba al alcance de todos como lo está hoy, Jaime Terceros Castro demostró que el periodismo de calidad depende de un riguroso compromiso con la verdad y una narrativa profunda y bien estructurada. Su legado es un recordatorio crucial de que el rigor periodístico y la ética profesional siguen siendo fundamentales; mucho más en una era donde las redes sociales y la digitalización han transformado el oficio. Hoy, más que nunca, es imperativo recordar que las enseñanzas de figuras como él son una brújula para enfrentar los desafíos contemporáneos, como la lucha contra la desinformación y la necesidad de ofrecer análisis con contenido profundo.
A pesar del paso de los años, su ausencia sigue siendo profundamente sentida. Su partida dejó un vacío que aún es difícil de llenar, pero su legado trasciende el tiempo: está presente en cada página que ayudó a producir y en cada colega que recibió sus enseñanzas. Jaime Terceros Castro fue un ejemplo de integridad, profesionalismo y compromiso ético. Su legado sigue siendo una guía para las nuevas generaciones de periodistas y un recordatorio del valor de la verdad en tiempos de transformación digital.
El autor es nieto de Jaime Terceros Castro.