Con la presencia del presidente de Bolivia, Luis Arce Catacora, y Alberto Fernández de Argentina, se inauguró la Interconexión Internacional Eléctrica Juana Azurduy de Padilla, en Yacuiba (Tarija), después de más de dos años de anuncios. De esta manera la relación bilateral ingresa en una etapa, en donde los volúmenes de gas bajan y el vecino país busca subsanar la oferta para el invierno.

En las dos últimas semanas, medios argentinos informaron de las preocupaciones de autoridades del vecino país sobre la incertidumbre de envíos de gas desde Bolivia. En su momento desconfiaron de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) para cumplir con la demanda y por ello solicitaron un trato directo con las petroleras.

Anunciaron la aceleración de la construcción de los gasoductos para distribuir gas a gran parte del territorio argentino desde Vaca Muerta para dejar de depender de Bolivia ante la caída de sus reservas y producción.

Ante ese panorama incierto, autoridades bolivianas abrieron una alternativa, la exportación de electricidad, que viene desde la gestión de Evo Morales con la Termoeléctrica del Sur, ubicado en el departamento de Tarija.

El presidente Luis Alberto Arce Catacora (Lucho Arce) escribió en su @LuchoXBolivia: Es un día histórico para la integración eléctrica binacional y regional, #Bolivia comienza la exportación de energía eléctrica hacia la #Argentina. Inauguramos la anhelada Línea de Interconexión Internacional “Juana Azurduy de Padilla”.

En ese marco, se habló de un precio de 74 dólares el megavatio, que podría subir a 300 dólares, pero dependería del mercado, la oferta y la demanda. Sin embargo, observaron que el precio inicial cubre los costos de operación y mantenimiento, pero no los costos de inversión, de acuerdo a una publicación de El Deber.

En principio, en marzo inició la exportación de 60 megavatios (MW) de energía eléctrica al vecino país a través de una línea que tiene capacidad para 120 MW. El proyecto tomó varios años para concretarse.

Bolivia ya anunció su intención de vender energía eléctrica a Paraguay, Brasil, Perú y hasta Chile, pues tiene la capacidad. La oferta llega a casi 3.000 megavatios, el consumo interno supera un poco más del 50% y tiene casi la mitad para exportar.

Datos

La construcción de la Línea de interconexión Bolivia – Argentina «Juana Azurduy de Padilla de 132 kilovoltios (kV)», para la exportación de energía eléctrica al mercado vecino, demandó una inversión de 365,3 millones de bolivianos, informó el ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina.

Molina explicó que la línea de interconexión eléctrica, que va desde la Subestación Yaguacua en la región boliviana de Tarija, hasta la Subestación Tartagal en la localidad de Salta, se construyó en un total de 2.146 días.

«Para el sector eléctrico boliviano la ejecución de esta primera línea de transmisión en 132 kilovoltios no solamente marca este hito, sino que permite esta interconexión eléctrica a Argentina; por lo tanto, el pueblo beneficiado es, principalmente, de las poblaciones del norte argentino, concretamente, las provincias aledañas de Tartagal», indicó.

Enfatizó que Bolivia exporta los excedentes de energía eléctrica al vecino país «sin afectar la confiabilidad ni la calidad del suministro al lado boliviano», para generar recursos económicos que beneficien al país.

Con la interconexión eléctrica entre ambas naciones se concreta un viejo anhelo y se fortalece la integración energética en el Cono Sur, ya que Bolivia se sumará al sistema que permite el intercambio eléctrico con Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil.

Integración

Por su parte, el presidente argentino, Alberto Fernández, aseguró que la exportación de energía eléctrica boliviana a su país, a través de la Línea de Interconexión internacional, es un paso en el fortalecimiento de la integración bilateral y de toda América del Sur.

La energía eléctrica llegará a Tartagal, en Salta, y de allí se redistribuirá en el norte argentino, un lugar históricamente postergado. Generará bienestar a las familias argentinas, porque ahora tienen suministro no sola para el consumo domiciliario, sino también industrial.

Bolivia también exporta gas al mercado argentino. Fernández destacó que en el gobierno de Arce encontró en todo momento receptividad para resolver los problemas como mayor demanda del energético, pese a las dificultades.