A finales de enero de 2016, la imagen de un niño al borde la muerte rescatado en las calles de Nigeria dio la vuelta el mundo. El pequeño había sido abandonado a su suerte por su familia que temía que fuera un brujo, pero afortunadamente Anja Ringgren Loven, trabajadora de la organización DINNødhjælp, se cruzó en su camino y su vida cambió.
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