Según datos de una reciente encuesta, hasta el 57 por ciento de los profesores constataron un deterioro de los conocimientos en alumnos, el 45 por ciento, alertó de una reducción de las destrezas matemáticas y casi el 52 por ciento percibió este retroceso en el caso de las lenguas extranjeras.
Gran parte de los 6,7 millones de niños ucranianos de tres a 18 años tienen dificultades para aprender, como lo evidencia el hecho de que apenas una tercera parte de los alumnos de primaria sigan el curso de manera totalmente presencial. En la franja de preescolar, dos tercios de los menores no van a ninguna escuela, un dato que se eleva a tres cuartas partes en las zonas más cercanas al frente de combate.
La directora regional de Unicef para Europa y Asia Central, Regina De Dominicis, lamentó en un comunicado que los ataques contra las escuelas no cesaron desde que Rusia inició su invasión en febrero de 2022, dejando a los niños profundamente angustiados y sin espacios seguros para aprender.
Los niños refugiados, por su parte, encaran otro curso de futuro incierto. Más de la mitad de los niños con edades que oscilan entre preescolar y secundaria no están matriculados en los sistemas nacionales de los países de acogida, debido en gran medida a barreras lingüísticas, dificultad de acceso y sobrecarga de los sistemas educativos.
Unicef ve probable que algunos de los niños que no están matriculados opten por la educación a distancia, pero la organización también da por hecho que muchos otros hayan directamente abandonado sus estudios.
La organización trabaja con las autoridades de Ucrania para facilitar la recuperación del aprendizaje y eliminar barreras, con el objetivo de apoyar durante el próximo curso a unos 300.000 niños en riesgo. Las escuelas, recuerda la instancia internacional, son mucho más que un lugar de aprendizaje, en la medida en que dan una sensación de rutina y seguridad, permiten entablar amistades o recibir ayuda de profesores. (Europa Press).