El país nórdico prohibió el pasado 29 de septiembre la entrada de turistas rusos, alegando que pueden causar “un grave perjuicio para la posición internacional de Finlandia”, aunque este veto no se aplicaba a quienes llegaban por motivos familiares, laborales, de estudios o por razones humanitarias.
Sin embargo, a partir de la próxima semana estas restricciones se extenderán a buena parte de los ciudadanos rusos que viajen a Finlandia por negocios o estudios y a quienes tengan propiedades en el país.
Hasta ahora, los propietarios rusos de inmuebles y cabañas vacacionales en territorio finlandés podían entrar al país para llevar a cabo trabajos de mantenimiento, pero en el futuro deberán demostrar a la Guardia Fronteriza que realmente requieren de su presencia.
Respecto a los estudiantes rusos, solo podrán viajar a Finlandia aquellos que sean aceptados para cursar carreras universitarias o programas de intercambio universitario, lo que excluye a todos los estudiantes de niveles inferiores y a quienes quieran hacer las pruebas de ingreso.
Las autoridades finlandesas anunciaron estas medidas en plena escalada de las tensiones diplomáticas entre Helsinki y Moscú a raíz de la invasión rusa de Ucrania y la posterior entrada del país nórdico en la OTAN.
Pocas horas antes del anuncio, el Ministerio de Exteriores de Rusia hizo pública su intención de cerrar el consulado de Finlandia en San Petersburgo y expulsar del país a nueve diplomáticos finlandeses, en respuesta a una medida similar adoptada por Helsinki hace un mes.
El Gobierno finlandés decidió el pasado 6 de junio expulsar a nueve miembros del personal de la embajada de Rusia en Helsinki, a quienes acusó de aprovechar su estatus diplomático para realizar labores de espionaje, aunque no cerró ningún consulado.
El aumento de las tensiones coincide además con la próxima visita a Finlandia del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien participará el 13 de julio en una cumbre con los líderes de los cinco países nórdicos. (Infobae/Efe).