El sospechoso capturado es sólo el último de una serie de casos de presunto espionaje para Rusia en los últimos meses, en los que Alemania ha intensificado su apoyo a Ucrania hasta convertirse en el segundo mayor proveedor de armas de Kiev para hacer frente a la invasión rusa.
“El acusado es fuertemente sospechoso de trabajar para un servicio de inteligencia extranjero”, dijo la fiscalía federal en un comunicado, añadiendo que el sospechoso había ofrecido sus servicios a “la embajada rusa en Berlín”, entre otras instituciones rusas.
El hombre, identificado únicamente como Thomas H. de acuerdo con las normas alemanas de privacidad, ingresó en prisión preventiva ayer tras su detención en la ciudad occidental de Coblenza.
Según la fiscalía, se registraron su apartamento y su lugar de trabajo.
Thomas H. había trabajado para el Departamento de Equipamiento, Tecnología de la Información y Apoyo en Servicio del ejército.
Según su página web, este departamento desarrolla, prueba y suministra armamento utilizado por el ejército, desde complejos sistemas informáticos de tanques y aviones hasta equipos de combate personales utilizados por los soldados.
“En mayo de 2023 se dirigió al consulado general ruso en Bonn y a la embajada rusa en Berlín y ofreció su cooperación”, dijeron los fiscales.
“En el proceso, transmitió información que había obtenido en el curso de sus actividades profesionales para que se la pasaran a un servicio de inteligencia ruso”.
CLANDESTINA Y AGRESIVA
La investigación contra él se llevó a cabo en estrecha coordinación con la inteligencia militar y la agencia de seguridad interior, la BfV.
El Ministro de Justicia, Marco Buschmann, dio las gracias a los responsables de la investigación contra el “oficial alemán”, afirmando que “la vigilancia sigue estando a la orden del día”.
La detención se produjo después de que la BfV advirtiera en junio, del riesgo de una “agresiva operación de espionaje ruso”, mientras Moscú lleva a cabo su invasión a gran escala de Ucrania.
Las sanciones occidentales contra Rusia y el apoyo a la defensa militar ucraniana suponían para el Kremlin un mayor interés en la recopilación de información, afirmaba el BfV en su informe anual.
“En el futuro, cabe esperar una operación de espionaje ruso más clandestina y agresiva, así como actividades en el ciberespacio procedentes de Rusia”, afirmó el BfV.
Los servicios de inteligencia rusos estaban intentando “traer nuevos empleados a Alemania”, así como proseguir o renovar las actividades con el personal existente.
EXPULSIONES
A mediados de abril, Berlín expulsó a varios diplomáticos rusos por motivos de espionaje, lo que provocó la expulsión de 20 diplomáticos alemanes de Moscú.
Un mes después, Rusia limitó a 350 el número de miembros del personal alemán autorizados a residir en el país, lo que obligó a cientos de funcionarios y empleados locales que trabajaban para instituciones alemanas en Rusia a abandonar el país.
Berlín no tardó en tomar represalias, ordenando el cierre de cuatro de los cinco consulados de Moscú en Alemania.
El pasado diciembre, un miembro de la agencia alemana de inteligencia exterior BND fue detenido por pasar presuntamente información obtenida en su trabajo a los servicios secretos rusos, y un presunto cómplice fue detenido al mes siguiente.
Las autoridades revelaron poca información sobre ese caso, pero los medios de comunicación sugieren que tuvo acceso a información sensible obtenida a través de escuchas telefónicas del BND en todo el mundo.
En noviembre de 2022, un alemán fue condenado a una pena condicional por facilitar información a los servicios de inteligencia rusos mientras trabajaba como oficial de reserva del ejército alemán.
Asimismo el mes anterior, el jefe de ciberseguridad de Alemania, Arne Schoenbohm, fue destituido luego de que un programa de televisión satírico difundiera acusaciones de que tenía vínculos con los servicios de inteligencia rusos. (Infobae/Afp)