A ello se suma la contaminación ambiental por aguas servidas que ingresan al lago sagrado y que según un anuncio incumplido del Gobierno, se necesitarían construir unas 10 plantas de tratamiento de aguas residuales para descontaminar y depurar el recurso hídrico en la región de la Cuenca del río Katari, principal afluente del espejo lacustre y que transporta miles de litros de “aguas negras”, principalmente, de los municipios de El Alto, Laja y Viacha.
Según la comparación y revisión de estudios científicos se tiene un registro mucho más antiguo, de hace unos 10 mil años, que registraron la desaparición del Titicaca. Las referencias sobre el comportamiento del recurso hídrico en los últimos 25 mil años, revelan transformaciones que ocasionaron inclusive la anegación de estructuras líticas de civilizaciones prehispánicas en el fondo del lago Menor o Wiñaymarka.
Otros ambientalistas y ecologistas coincidieron en afirmar que sí continúan los períodos prolongados de sequía en la región del lago Titicaca, puede encaminarse riesgosamente a su desecación, como lo ocurrido con el lago Poopó que se redujo hasta secarse en 2015.
El Poopó, el lago de agua salada, estaba ubicado en un altiplano en el departamento de Oruro, que colinda con Chile, y tenía una superficie aproximada de 2.337 kilómetros cuadrados, en noviembre de 2015 solo tenía unos tres charcos de agua con escasos 30 centímetros de profundidad.
DESAPARICIÓN DEL LAGO MENOR
Según el texto “La Civilización Andina” (1991) de Hugo Boero Rojo, los resultados de la misión del Instituto Francés de Investigación Científica para el Desarrollo (ORSTOM por sus siglas en francés) y de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), en las secuencias del Titicaca se revela que entre el 9.000 a 7.000 años Antes de Nuestra Era, se inicia un ciclo con pobres precipitaciones pluviales y el nivel de las aguas descienden, paulatinamente, hasta que se registra una gran sequía entre los años 7.500 y 7.000 Antes de Nuestra Era, lapso en el que el nivel de las aguas baja, por lo menos, 54 metros, pudiendo ser la mayor en la historia.
“En este período no existe el lago Wiñaymarka. No hay comunicación entre las dos cuencas lacustres y las aguas son saladas”, puntualizó, Boero Rojo en su texto.
Otro estudio denominado “Escenarios Paleohidrológicos y Paleoclimáticos de los últimos 25.000 años en los Andes Bolivianos” de Jaime Argollo, fallecido investigador de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y Philippe Mourguiart de ORSTOM, evidenció un primer desecamiento progresivo del lago Menor, pero ocurrido milenios más antes, entre el año 25.000 al año 18.000 antes de Cristo. Este acontecimiento correspondería al final de la fase prehistórica Minchín, localizada en las cuencas sur del lago sagrado.
La investigación detalla también, que aproximadamente entre el 10.500 a 8.000 años antes de la era cristiana –casi coincidiendo con la Tabla de Secuencias del Titicaca de Boero Rojo–, “se produce un nuevo desecamiento del lago Wiñaymarka, acompañado de un retroceso acelerado de los glaciares”.
CARENCIA DE AGUA
La carencia de agua en Bolivia es notoria actualmente en el Lago Titicaca. La pasada semana la Unidad de Estudios Hidrológicos del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), informó que el nivel del agua en el lago milenario se redujo a niveles mínimos por debajo de su promedio histórico. Este lago, que Bolivia comparte con Perú, es uno de los humedales más importantes del país, al proporcionar la humedad necesaria en el altiplano boliviano, lo que permite el desarrollo de sembradíos en grandes extensiones de terrenos.
Según el Senamhi, el caudal del lago Titicaca se está reduciendo a una velocidad entre uno y dos centímetros por semana. En 1996, se registró un evento parecido y se llegó a un nivel similar a lo que estamos pasando actualmente, señaló un informe de la instancia meteorológica y según algunos expertos el lado boliviano del espejo lacustre será el más afectado porque es el que tiene menor profundidad.
LOS CULTIVOS
La insuficiente precipitación pluvial percibida en varias comunidades de la región del lago Titicaca y del resto del altiplano junto al fenómeno climático de El Niño, arriesga los cultivos agrícolas que fueron plantados y se espera que broten esta temporada, por lo que sí continúan retrasándose las lluvias, los sembradíos del sector pueden secarse y es posible que el próximo año se tenga la escasez de tubérculos, legumbres y verduras en los mercados de las ciudades.
La advertencia fue hecha por Teodoro Mendoza, dirigente de la comunidad Cumaná del Cantón Cascachi de la provincia Los Andes –la región ribereña también registró la disminución de la masa acuática del lago sagrado–, quien explica que “sólo brotaron las habas pero muy pequeñas, mientras que la flor de la papa no sale, no está creciendo y no llueve. Los campos de cultivos pueden perecer y los alimentos pueden disminuir”.
TIEMPO DE ESCASEZ
El historiador aymara Isaac Callizaya que nació en la isla Suriqui del lago Menor del Titicaca, explicó que esa región del lago sagrado ya es innavegable, por lo que los comunarios deben empujar los botes con largos palos sobre un gran pantano de barro mal oliente.
Explicó que los habitantes de la región comentan de forma reiterativa que ha llegado el “mach’a mara” o el tiempo del escaseo en aymara, es una temporada que ya se habría registrado hace muchos años, también es parte de los relatos y leyendas andinas que comparten las comunidades del sector lacustre.
“Creo que estamos retornando a esos tiempos –del mach’a mara–, ya que se cuenta en las leyendas que el lago Wiñaymarka estaba completamente seco”, afirmó Callizaya. Dijo que no hay alimento para el ganado, por lo que algunos pobladores proceden a liquidar o vender su ganado en ferias locales a precios abaratados antes que se mueran, además los cultivos se están secando.
El ciclo agrícola de la región lacustre y del resto del altiplano se divide en dos importantes períodos: el “awtipacha” o tiempo seco y el “jallupacha” o temporada húmeda que deberá extenderse hasta febrero. Los cultivos dependen en gran medida de ambas temporadas para llegar a la cosecha que coincide con carnavales, sin embargo los efectos del cambio climático, el fenómeno de El Niño y la sequía por la carencia de lluvias pueden ocasionar que el Titicaca perezca, al igual que el lago Poopó.