Hasta hace pocos años, Ecuador era una isla de paz entre Colombia y Perú, los dos mayores productores mundiales de cocaína. Pero desde 2018, al ritmo de los decomisos de droga, aumentaron los homicidios con la firma del crimen organizado transnacional.
El asesinato a tiros del candidato presidencial de centro Fernando Villavicencio, segundo en la intención de voto, conmocionó al país el miércoles. Seis colombianos fueron detenidos por el crimen y un séptimo murió en un enfrentamiento con la policía.
El magnicidio tuvo lugar en vísperas de las elecciones generales anticipadas del 20 de agosto en Ecuador, donde la violencia vinculada al narco disparó la tasa de homicidios al récord de 26 por cada 100.000 habitantes en 2022, casi el doble que el año anterior.
El presidente Guillermo Lasso, en guerra contra el narcotráfico sin poder frenar la violencia, acusó al crimen organizado del asesinato del experiodista que denunció millonarios casos de corrupción y que había sido amenazado de muerte por la narcobanda Los Choneros.
El ministro del Interior, Juan Zapata, señaló que más de 13 organizaciones delictivas operan en Ecuador, entre ellos Los Choneros, la más antigua y poderosa, ahora aliada con el mexicano Cártel de Sinaloa.
El rival más importante de Los Choneros, Los Lobos, está asociado al cártel mexicano Jalisco Nueva Generación.
Para el narcotráfico son claves los estratégicos puertos sobre el Pacífico, punto de salida de la cocaína hacia Europa y Estados Unidos.
También fueron atraídos por las fronteras porosas del país, una economía dolarizada, la corrupción estatal y la falta de control del lavado de dinero, aseguran los especialistas.
GOLPE POR GOLPE
Para Jorge Restrepo, director del centro de estudios colombianos Cerac, los cárteles operan en Ecuador a un menor costo de producción debido a que están infiltrados en órganos estatales.
Luis Córdova Alarcón, director del programa de investigación sobre Orden, Conflicto y Violencia de la estatal Universidad Central del Ecuador, cree que el inicio de la violencia criminal extrema se remonta al estallido de un coche bomba en enero de 2018.
El inusitado atentado dejó un cuartel policial semidestruido y 23 heridos leves en un poblado fronterizo con Colombia.
Entre las víctimas de la violencia en Ecuador figuran además alcaldes, jueces, fiscales y decenas de civiles sin antecedentes penales.
Las incautaciones de cocaína están en alza y en los últimos tres años superan las 530 toneladas.
ESTADO EMBOSCADO
Al atentado con coche bomba siguieron sangrientas masacres carcelarias por disputas entre mafias del narco que dejan más de 430 presos muertos en casi tres años.
Al estilo del narco mexicano, comenzaron a aparecer en las calles del país cadáveres desmembrados, cuerpos colgados de puentes, se produjeron secuestros extorsivos en los que los captores cortaron dedos y orejas a sus víctimas.
Las bandas cuentan con decenas de miles de miembros, tantos como la policía que posee unos 60.000 agentes y armas incluso más sofisticadas. (Infobae/Afp).