Aunque el panorama económico no es nada alentador, las empresas privadas recibieron un balde de agua fría con el incremento salarial, pues repercutirá en todos sus costos productivos y sociales, más aún con la escasez del dólar que pone en apuros a la producción nacional por la falta de insumos. Mientras tanto, al Gobierno tampoco le va bien pues busca pasar raspando esta gestión con la Ley del Oro y los créditos internacionales, sin cambios en su política económica.
Los más de 530.000 funcionarios públicos erogan 19 millones de dólares día, y ahora se suma alrededor de 570.000 tras la aprobación del incremento salarial de 3% al básico y 5% al mínimo Nacional.
Asimismo, se anuncia la creación de 43 industrias, y la creación de más de 4.000 fuentes de trabajo, pero también se incrementará el gasto corriente, y se suman a las 70 empresas públicas, en su mayoría deficitarias, según los economistas.
La caída de las Reservas Internacionales provocó escasez de dólares en el mercado nacional, y a pesar de las medidas del Banco Central de Bolivia (BCB) para vender dólares a los exportadores a 6,95 bolivianos y la venta directa, pero tras las largas filas y la demanda insatisfecha, implementaron fichas y una página web para vender, que sólo aumenta la burocracia en el Estado.
Entretanto, el único convencido en que la economía marcha bien es el presidente Luis Arce, quien en sus presentaciones repite que «pese a quien le pese la economía boliviana avanza» y Bolivia retornó a la senda del crecimiento económico, con una tasa del 6,1% en 2021 y con 4,3% al tercer trimestre de 2022.
Sin embargo, los organismos internacionales ya estimaron que el PIB de Bolivia habría alcanzado a un poco más de 3% en 2022, y para la presente gestión se baja a menos de tres, y el Fondo Monetario Internacional fija el porcentaje más bajo, 1,8%.
La situación no mejora para el 2024, pues aún le bajan más, mientras el gobierno asegura que llegará a un crecimiento de 4,8% en 2022.
En manos de la Asamblea Legislativa está la Ley del Oro y la aprobación de créditos externos. Ya se viabilizaron alrededor de 400 millones de dólares, quedan todavía unos 600 millones para, según el gobierno, destinarlos a la inversión pública.
En la era de la bonanza, el financiamiento de la inversión pública era de 32% recursos externos y el resto propios, pero al parecer esta distribución se modificó y ante la falta de liquidez el gobierno apura créditos.
Imagen
La caída de las reservas afectó a la imagen del país, provocaron una baja de las calificaciones de riesgo país y en otras aumentaron los puntos, pero con la aprobación en la Cámara de Diputados se refleja en un repunte de los bonos soberanos, pero todavía la incertidumbre continúa.
El analista financiero Mauricio Ríos García escribió en su @riosmauricio que «vuelve a dispararse el riesgo país, de 1280 puntos a 1406. Solamente Argentina y Ecuador van por delante en la región».
Bolivia ya se encuentra entre los países emergentes cuyos bonos soberanos se encuentran con un riesgo de impago cada vez mayor a nivel global, según @riosmauricio.
Oro
Por otra parte, Gonzalo Chávez Alvarez, economista y docente, señala en su @GonzaloCHavezA que la «Ley del Oro 1er paso rumbo a su aprobación. La venta oro de las reservas internacionales es clave para cerrar el año. Corto plazo puede ayudar a aliviar la falta de dólares. Impacto sobre expectativas es dudoso. Puede ser percibida acto desesperado de vender joyas de la abuela».
A su vez el economista Antonio Saravia escribió en @tufisaravia «Sí, para salir de esta crisis se necesita plata, pero eso solo aliviana el corto plazo. La verdadera salida es un cambio de paradigma: sacar al Estado y devolverle al individuo el derecho a decidir su propio desarrollo».
Crisis del dólar
Los bonos soberanos 2028 llegaron a hundirse hasta los 46 centavos de dólar y el riesgo país subió para ubicarse solamente por detrás de Venezuela y Argentina en la región hace unas semanas atrás, pero el régimen de Arce no ha tenido mayor reparo en presumir del minúsculo rebote de los bonos en los últimos días -hasta los 59 centavos de dólar-, en la expectativa de que pueda conseguir dólares para atajar el problema de la insaciable demanda del público, opina Ríos en su artículo «La crisis del dólar persiste en Bolivia sin perspectiva de mejora».
Sin embargo, los bonos todavía acumulan pérdidas del -40% desde el día de su emisión. Hasta un gato muerto puede rebotar si la altura es suficiente, dicen los entendidos en la materia, pues el Banco Central de Bolivia (BCB) se acerca a cumplir 80 días sin el reporte semanal de sus reservas para respaldar la creciente masa monetaria; el Instituto Nacional de Estadística (INE) tampoco reporta datos sobre el crecimiento del PIB al cuarto trimestre y cierre de 2022; la Autoridad de Fiscalización y Control de Pensiones y Seguros (APS) no publica información sobre el portafolio de inversiones desde diciembre de 2022; y la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) apenas ha reportado cifras a febrero sin pronunciarse con suficiencia sobre la escasez de dólares en el sistema, retrata una situación complicada e las instituciones públicas.
“Nada está suficientemente claro. No parece haber salida. La mayor urgencia es financiar la importación y subvención del consumo interno de combustibles y dotar de liquidez al sistema bancario y financiero para atender la creciente demanda del público. Todo depende de la capacidad del gobierno de Arce para administrar la crisis y conseguir financiamiento de corto plazo, pero tampoco parecen haber demasiadas alternativas”.
Ríos sostiene que en estos escenarios es típico recurrir a organismos multilaterales para conseguir cuanto financiamiento sea posible, al precio que sea necesario. Se sabe que Arce ha recurrido al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a la Corporación Andina de Fomento (CAF), a la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) e incluso al Banco Mundial en Washington. “Nadie sabe aún cuánto ha conseguido hasta el momento y bajo qué condiciones, pero Arce se mantiene alejado del Fondo Monetario Internacional, no sólo porque la operativa se traduciría en una derrota política e ideológica inasumible, sino porque además precipitaría la ingobernabilidad”, señala el analista.
Agroexportación
Mientras tanto, una sugerencia que plantean economistas y productores, abrir los espacios a la exportación de productos agrícolas, todavía no es bien recibida por las autoridades del gobierno, sin embargo la prohibición sólo frena el ingreso de divisas y el poco aprovechamiento de los precios altos.
La inflación anualizada en Argentina superó ya el 100% y su situación económica no mejora; el país está tan sobreendeudado que afectará a varias generaciones; la baja del salario real es patente; aumenta la pobreza; las finanzas públicas, altamente deficitarias; y, por si ello fuera poco, la sequía afectará con tal severidad la producción de granos en el vecino país, que no solo perderá miles de millones de dólares, sino que deberá importar soya para abastecer a su agroindustria, detalla la situación del vecino país el experto en comercio exterior, Gary Antonio Rodríguez Álvarez en su artículo La exportación había sido la solución
Frente a tan preocupante situación, el gobierno argentino lanzó varias medidas para fortalecer a su sector agroexportador a fin de captar más dólares para engrosar sus débiles reservas de divisas y tratar de proteger la moneda nacional de un mayor deterioro.
A pesar de ello, el «dólar blue» no deja de superar sus propios récords, rebasando los 400 pesos argentinos frente al dólar oficial, cuya cotización está en menos de la mitad y es inaccesible por su escasez.
Rodríguez sostiene que un país que no pone obstáculos, sino que apoya a su sector exportador, crecerá de forma sostenida y sostenible en el tiempo; generará mayores ingresos para su economía y para los trabajadores; moderará su alta dependencia del mercado interno; mejorará su competitividad con el acceso a la tecnología y el conocimiento; atraerá inversión extranjera en función de su potencial, y, la posición de su balanza de pagos se fortalecerá gracias al mayor ingreso de divisas.
La escasez de dólares que vive Bolivia en el momento actual tiene mucho que ver con la disminución de la exportación de hidrocarburos en un 50% respecto a su mejor momento (2013-2014), algo que se pudo evitar de haberse escuchado el clamor del sector empresarial para adoptar, oportunamente, políticas públicas valientes relativas a la producción de biocombustibles, el pleno uso de la agrobiotecnología, la negociación de acuerdos comerciales internacionales, la apertura de mercados externos, la productividad y competitividad, sostiene.