Doce personas murieron asfixiadas en la localidad de El Callao, en el sureste de Venezuela, luego de que una mina de oro clausurada colapsara como consecuencia de las intensas lluvias que afectan la zona, afirmó un funcionario del lugar.
“Hasta ayer hemos tenido 12 fallecidos, quienes ingresaron en una mina que estaba clausurada hace mucho tiempo”, dijo el secretario de Seguridad Ciudadana del estado de Bolívar, Edgar Colina Reyes, en conversación telefónica.
“La mina se inundó por las lluvias”. Lo que hizo que “estos mineros artesanales, perdieran el oxígeno y fallecieran por insuficiencia respiratoria”, explicó.
El funcionario precisó que siete cuerpos fueron recuperados el sábado y cinco el viernes, resaltó que se encuentran en la morgue para su identificación.
Según información de medios locales, entre los cuerpos identificados están los de Jesús Diaz, de 31 años; Herinson Rojas, de 23 años y los hermanos: Malavé Rojas, Herickson y Enrique de 23 y 30 años.
En 2021, el derrumbe de una galería en una mina de la misma zona causó un muerto, mientras que otras 34 personas pudieron ser rescatadas.
MINERIA ILEGAL
La iniciativa venezolana Proyecto Educación, Producción y Ambiente (EPA) denunció en febrero de este año que el sur del país está “gravemente expuesto” al mercurio como consecuencia de la minería ilegal que tiene lugar en la zona.
Las explotaciones de oro, legales e ilegales, abundan en el sur del país. Los mineros trabajan frecuentemente en condiciones difíciles y los accidentes son comunes. Amplias zonas de esta región son presas de bandas armadas criminales.
El régimen chavista estableció en 2016 una enorme zona de desarrollo minero que se extiende por el centro de Venezuela para diversificar sus ingresos.
Seis años después, proliferan las minas donde se realizan excavaciones para extraer oro, diamantes, cobre y otros minerales.
El Arco Minero del Orinoco está plagado de violencia y envuelto en el secretismo porque muchas minas funcionan casi al límite o fuera de la ley.
En una mina subterránea en el estado Bolívar (al sur del país) se utiliza dinamita para desprender rocas a unos 80 metros debajo de la superficie y los trabajadores descienden a diario para trabajar en medio de un calor sofocante sin equipo de protección.
Los mineros típicamente comienzan su jornada sujetándose con una correa a un cable grueso de acero, del que se sostienen lo mejor que pueden mientras bajan unos 60 metros por un pozo, por el que ingresan en un mundo donde la única luz disponible es la proveniente de las lámparas en su cabeza.
Utilizan pantalones cortos, chancletas o botas de hule y necesitan agacharse bastante para desplazarse 20 metros por una especie de rampa.
Allí recogen piedras, las arrojan dentro de costales transportados en un carrito, las suben con poleas hasta la superficie y las llevan hasta un molino.
Por ley, alrededor de la mitad del oro extraído debe ingresar en las arcas del Estado, sin embargo, la minería ilegal fue en aumento.
Los defensores de los derechos de los trabajadores aseguran que no se respeta la ley laboral y abundan las violaciones a los derechos humanos.
Otra mina cercana en Bolívar produce oro mediante operaciones a cielo abierto en la superficie, donde los trabajadores pasan horas cerca de estanques llenos de mosquitos transmisores de enfermedades como la malaria. (Infobae/Afp/Efe).