El Derecho Internacional Humanitario consuetudinario incluye este tipo de enclaves dentro de las obras e instalaciones que contienen fuerzas peligrosas y para las que se reclama especial vigilancia. Al igual que podría ocurrir con las centrales nucleares, se teme que cualquier ataque pueda suponer un riesgo para la población.
La conocida como ‘norma 42’ incluye en su anexo matizaciones de carácter práctico, de tal manera que «la protección especial» no se aplicaría en el caso de que las instalaciones sirvan para fines militares o de que en sus inmediaciones hubiese objetivos militares y no hay otra manera de destruirlos.
De hecho, los Protocolos Adicionales incorporados en 1977 a los Convenios de Ginebra (1949) advierten de que lanzar un ataque contra obras o instalaciones que contengan fuerzas peligrosas a sabiendas de que dicho ataque causará una pérdida excesiva de vidas, lesiones a civiles o daños a bienes de carácter civil supone una violación grave del Derecho Internacional.
EL CASO DE UCRANIA
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), considerado una especie de guardián del Derecho Internacional, recordó también que las presas tienen una protección especial, al hilo de la destrucción de la de Nueva Kajovka, en el este de Ucrania.
Para la organización, se trata de «uno de los daños más significativos contra infraestructuras civiles desde febrero de 2022», fecha en la que el Ejército ruso lanzó su ofensiva militar en Ucrania y evalúa ya las consecuencias de lo ocurrido.(Europa Press).