Según informes, Parolin estará acompañado por el recién nombrado nuncio apostólico en Gran Bretaña, el arzobispo Miguel Maury Buendía. Ambos estarán sentados dentro de la Abadía de Westminster, lo que supone una novedad.
De hecho, durante la coronación de la reina Isabel II, en 1953, los representantes papales permanecieron fuera de la Abadía de Westminster debido a las normas que prohibían entonces expresamente a los católicos asistir a servicios no católicos, aunque presenciaron la procesión de entrada y salida del edificio eclesiástico.
Si bien no se permitía a los católicos asistir a los oficios no católicos en las iglesias, se hicieron varias excepciones para que algunos católicos pudieran participar en la coronación, como el duque de Norfolk. Esta prohibición se levantó gracias a los esfuerzos ecuménicos y a las reformas del Concilio Vaticano II y, finalmente, quedó recogida en el directorio ecuménico de la Santa Sede de 1993.
Además, el cardenal Vincent Nichols será el primer obispo católico que desempeñe un papel oficial en la coronación de un monarca británico desde la Reforma, cuando bendiga al rey Carlos III durante la ceremonia que se celebrará en la abadía de Westminster el 6 de mayo. El arzobispo
de Westminster no sólo estará dentro de la Abadía, sino que impartirá una bendición al Rey recién coronado.
Se convierte así en el primer obispo católico que participa activamente en la coronación de un monarca británico desde que el obispo Stephen Gardiner colocara la corona sobre la cabeza de la reina María en 1553.
FRAGMENTOS DE LA CRUZ DE GALES
Además, el Papa regaló dos fragmentos de la Cruz en la que fue crucificado Jesucristo a la monarquía de Inglaterra para que encabecen la procesión de coronación de Carlos III y su esposa, Camila.
Según confirmó que el Vaticano, la Santa Sede donó a Inglaterra dos fragmentos de la reliquia de la verdadera cruz como signo del diálogo ecuménico. Los restos se conservaban en la sala Lipsanoteca de los Museos Vaticanos.
Los dos pequeños fragmentos se incorporaron a la Cruz de Gales, que podrá ser vista por los millones de personas que sigan la entronización de los nuevos monarcas cuando entre en la Abadía de Westminster el próximo 6 de mayo. Ambas piezas tienen forma de cruz, una de 1 centímetro y la otra de 5 milímetros, y están engarzadas en un crucifijo de plata más grande detrás de una gema de cristal rosa, por lo que sólo pueden verse de cerca.
La Cruz de Gales, que es un regalo del Rey a la Iglesia de Gales para celebrar su centenario, fue bendecida por el arzobispo de Gales, Andrew John, en un servicio religioso en la iglesia de la Santísima Trinidad de Llandudno, en el norte de Gales, antes de partir hacia Londres dónde tendrá lugar la ceremonia de entronización. (Europa Press).