El Norte intentó lanzar su primer satélite espía a finales de mayo, pero el cohete de largo alcance que lo transportaba cayó en aguas de la costa occidental de la península de Corea poco después del despegue. El satélite iba a formar parte de un sistema de reconocimiento espacial que Pyongyang dice que necesita para hacer frente a las amenazas de seguridad que suponen Seúl y Washington.
El Sur movilizó buques de la Marina, aviones y buzos para recuperar los restos del proyectil y del satélite en una operación que duró 36 días y terminó el miércoles, indicó su Estado Mayor en un comunicado.
Se recuperaron numerosas partes, algunas “clave”, y los expertos surcoreanos y estadounidenses que las estudiaron de forma conjunta concluyeron que el satélite no tenía capacidad para llevar a cabo reconocimiento militar, añadió la nota.
Corea del Norte no respondió de inmediato al anuncio del Sur.
El día del lanzamiento fallido, los medios estatales norcoreanos reportaron que el cohete perdió potencia tras la separación de su primera y la segunda fase y después se estrelló en el mar. En una reunión del partido gobernante el mes pasado, el Norte calificó el lanzamiento como el fallo más grave” de este año y criticó duramente a los responsables.
Los altos funcionarios norcoreanos prometieron repetidamente que volverán a intentar el lanzamiento tras saber qué fue mal en el primero.
Estados Unidos, Corea del Sur y otros apuntaron que el satélite norcoreano era un riesgo para la seguridad y violaba las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas acerca del uso que puede hacer la hermética nación de la tecnología de misiles balísticos. Pero es poco probable que se impongan más sanciones porque Rusia y China, que forman parte del consejo permanente, se oponen.
El ejército de Corea del Sur halló los restos del satélite espía de Corea del Norte que se estrelló en el Mar Amarillo debido a una falla mecánica minutos después de su lanzamiento.
Las imágenes muestran una gran estructura metálica en forma de barril con algunos tubos finos y cables en el fondo, que el ejército de Corea del Sur aseguró haber encontrado a 200 kilómetros al oeste de la isla de Eocheong.
Según información preliminar brindada por militares surcoreanos, el objeto cilíndrico recuperado podría tratarse de un tanque de combustible líquido.
Según el Estado Mayor Conjunto, el régimen de Kim Jong-un lanzó un satélite espía desde Dongchang-ri, provincia de Pyongyang, a las 6:29 hora local, del 31 de mayo del presente año, pero tras una falla en el motor, se estrelló en el mar 200 km al oeste de Eocheong.
El lanzamiento norcoreano causó la activación de las alertas antimisiles en Seúl y en la prefectura japonesa de Okinawa (sudoeste), por donde habría sobrevolado el artefacto, instando a la posible evacuación ciudadana.
Seúl y Tokio, que convocaron reuniones de urgencia para analizar la situación, denunciaron que esta nueva amenaza norcoreana sería en realidad un ensayo encubierto para probar tecnología de misiles balísticos, algo que castigan las sanciones de la ONU que pesan sobre Pyongyang.
El funcionario estadounidense animó a otros países a condenar esta nueva amenaza de Corea del Norte y llamó a las autoridades Pyongyang a cesar sus provocaciones y participar en un diálogo diplomático para rebajar la tensión.
Debido a que los cohetes de largo alcance y los lanzadores espaciales comparten la misma tecnología, analistas consideran que desarrollar la capacidad de enviar un satélite a la órbita daría a Pyongyang la cobertura para probar los prohibidos misiles balísticos intercontinentales (ICBM).
Tras el rompimiento del diálogo con Washington sobre el programa nuclear norcoreano en 2019, Pyongyang intensificó el desarrollo de su programa nuclear, con una serie de pruebas de armas, incluido el lanzamiento de varios ICBM.
Desde 1998, Pyongyang lanzó cinco satélites, tres de los cuales fallaron inmediatamente y dos parecen haber alcanzado la órbita, aunque nunca se detectó independientemente sus señales, lo que podría deberse a una disfunción. (Infobae/Ap)