Lamentando que la población muchas veces camina sin esperanza y abrumada por temas como la guerra, la violencia y falta de respeto a los derechos fundamentales de los seres humanos, Monseñor Aurelio Pesoa, presidente de la Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB), cuestionó que el don de la libertad otorgado por Dios, sea despreciado por quienes apuestan por las peleas y las disputas, atentando contra la libertad y el respeto para el que piensa diferente
En el marco de la CXII Asamblea de Obispos de Bolivia, los pastores de la Iglesia católica celebraron la eucaristía de este domingo tercero de Pascua desde el Santuario de Urcupiña en la Arquidiócesis de Cochabamba; en la oportunidad, Monseñor Pesoa pidió a Cristo resucitado que reafirme la fe y devuelva la esperanza a los bolivianos, a quienes les exhortó a trabajar por un mundo y una Bolivia en la que sea posible vivir bien, con justicia, tolerancia, inclusión para todos, y se construya un país de verdaderos hermanos.
El obispo señaló que hoy hay muchas razones para perder la esperanza con motivos como: ”la guerra y su reguero de destrucción de familias lastimadas por el dolor y la muerte”, “la violencia y falta de respeto a los derechos fundamentales de los seres humanos”, “el sistema de justicia que son puro servicio a los privilegiados del mundo, pero que no sirven a la verdad, ni al pueblo, ni a los inocentes, ni a los desprotegidos”, y “la libertad que es el don que nos ha dado Dios, es despreciada, cada vez somos menos libres y se respeta menos al que piensa diferente, al que opina de otra forma, al que es otro y único”, sostuvo.
Sostuvo que los más necesitados tienen razones para perder la esperanza, porque son víctimas de la injusticia. “Una y otra vez se les promete días mejores, pero una y otra vez se les decepciona y no se cumple lo que se les promete”, dijo.
Con relación al estado de la justicia, cuestionó que en la actualidad sean los privilegiados los únicos que se benefician de un sistema judicial que no tiene oídos para los humildes.
“Vivimos en sistemas de justicia que son puro servicio a los privilegiados del mundo, pero que no sirven a la verdad, ni al pueblo, ni a los inocentes, ni a los desprotegidos”, lamentó.
Asimismo, sostuvo que la libertad como un don otorgado por Dios, es despreciada cada vez más en el mundo en el que vivimos y, también en nuestro país. “Cada vez somos menos libres y se respeta menos al que piensa diferente, al que opina de otra forma, al que es otro y único”.
“En nuestros días Cristo continúa caminando con la humanidad desesperanzada, con la humanidad víctima de las injusticias, tal vez no le podemos ver, pero está caminando con nosotros”, dijo.