La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) especificó en un comunicado que la escasez de fondos ante el aumento de las necesidades llevó a las agencias humanitarias a «priorizar» la entrega de ayuda indicando que sectores como los de sanidad, nutrición y seguridad alimentaria se ven afectados, lo que deja a millones de personas en situación vulnerable sin un apoyo clave en un momento de crisis.
Así, detalló que del total de personas en situación de inseguridad alimentaria se debe priorizar la situación de unos 3,2 millones de personas que están en un estado de mayor emergencia, si bien para las comunidades que se encuentran al borde de la hambruna, la falta de financiación implica que recibirán unas raciones reducidas durante un periodo de entre siete y ocho meses al año.
Los niveles extremos de inseguridad alimentaria y desnutrición afectan a dos tercios de la población de Sudán del Sur, lo que convierte al país en una de las principales emergencias de seguridad alimentaria en el mundo. Además, muchas de las personas que se encuentran en esta situación viven en lugares con vulnerabilidades crónicas empeoradas por la crisis climática y económica, así como por el conflicto y la inseguridad.
«No son decisiones fáciles de adoptar», dijo la directora del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Sudán del Sur, Makena Walker, que recalcó que la prioridad del organismo es salvar tantas vidas como sea posible. «Hemos trabajado de cerca con el Gobierno de Sudán del Sur para garantizar que llegamos a las comunidades que necesitan más ayuda. El hecho es que no hay recursos suficientes disponibles para la comunidad humanitaria para poder satisfacer las necesidades en Sudán del Sur», explicó.
En este sentido, el coordinador humanitario de la ONU en el país, Peter Van der Auweraert, hizo hincapié en que las personas vulnerables en Sudán del Sur sufrieron múltiples ‘shocks’ interconectados desde hace años». «La perspectiva para esta gente es mala, con nuevas crisis en desarrollo mientras las agencias humanitarias tienen problemas para satisfacer sus necesidades más básicas», aseveró.
Van der Auweraert hizo así referencia a la crisis humanitaria derivada del conflicto desatado en abril en Sudán, que enfrenta al Ejército y a las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) ahora declaradas como un grupo rebelde, desencadenó una oleada de refugiados hacia los países vecinos, entre ellos Sudán del Sur.
El Plan de Respuesta Humanitaria de la ONU para 2023 requería 1.700 millones de dólares (cerca de 1.583 millones de euros) para dar ayuda a 6,8 millones de personas, si bien hasta ahora sólo se recabaron el 46 por ciento de los fondos. Además, son necesarios con urgencia 300 millones de dólares (unos 280 millones de euros) para dar ayuda a las personas que llegaron al país huyendo del conflicto en Sudán.
«Es vital que la ayuda continúe mientras se incrementa la inversión en iniciativas para la construcción de resilencia a largo plazo», dijo Van der Auweraert, que añadió que ante la expectativa de que la financiación internacional para asuntos humanitarios siga en descenso, es aún más importante que el Gobierno de Sudán del Sur acelere y aumente sus inversiones en servicios básicos y apoye soluciones sostenibles para abordar las necesidades básicas de la población en todo el país». (Europa Press)