El académico reveló que varios estudios sugieren que el actual modelo meteorológico binario puede cambiar hacia uno en el que se tengan épocas secas permanentes o alteraciones meteorológicas muy bruscas que podrían afectar seriamente la calidad de vida de la población.
Las observaciones desde la estación de monitoreo climático en Chacaltaya permiten ver un preocupante aumento de concentraciones de gases de efecto invernadero en las masas de aire, lo cual, combinado con la deforestación y la minería indiscriminada, dejan advertir que la región se está acercando a uno de los escenarios más pesimistas, el cual puede llegar más pronto de lo que se cree, según observó el físico e investigador, Marcos Andrade Flores.
En entrevista exclusiva con EL DIARIO, el académico explicó que varios estudios sugieren que existe la posibilidad de que el sistema meteorológico actual cambie de un estado binario, donde llueve y no llueve, a uno en el cual “nos quedemos casi en época seca, es decir, en la que no haya transporte de humedad”, debido a la indiscriminada actividad humana en bosques y ríos, con la deforestación y la minería no regulada.
Para el físico e investigador, la deforestación y el cambio climático combinados pueden estar llegando a acelerar un efecto catastrófico en la región, la cual sugirió que puede ser “una de las más pesimistas”.
Andrade recordó los problemas de las represas del 2016, cuando el agua escaseó en las ciudades durante varios días. “Imaginemos que baje solo a la mitad la cantidad de lluvia cada año: no vamos a poder ni llenar las represas. Las personas que vivimos aquí lo sentiremos directamente, y esto podría suceder más pronto de lo que pensamos”, advirtió.
Desde diciembre de 2011, el equipo del académico, ubicado en Chacaltaya, observó un notorio incremento de concentración de gases de efecto invernadero en la región, como el dióxido de carbono (CO2) y el gas metano, dos de los más conocidos, aunque aclaró que el incremento es a nivel mundial y cada gas presenta un comportamiento diferente.
Citando como ejemplo el vertiginoso crecimiento del parque automotor, rescató los esfuerzos de las autoridades regionales por regular la contaminación y emisión de gases, pero advirtió que este fenómeno físico-químico en el aire, atribuible a otros factores, puede provocar cambios bruscos en la temperatura, lo cual resultaría en varias afectaciones a la calidad de vida de la población.
Andrade también comentó que las inundaciones en tierras bajas producen mucho gas metano. Según algunas estimaciones, las inundaciones de los llanos de Moxos podrían producir hasta el 10% del metano que se produce naturalmente en todo el subcontinente, explicó.
HUMEDAD Y CALIDAD DEL AIRE
“Estamos quemando mucho en tierras bajas, no solo en Bolivia, en Brasil y Paraguay también”, resaltó el entrevistado, a tiempo de destacar que la calidad del aire en la región del oriente es mala.
El profesional explicó también que la humedad que llega a Bolivia proviene del Océano Atlántico debido a un factor físico del clima que es la inversión térmica existente sobre el Pacífico, fenómeno que impide el flujo de aire desde la costa oeste del mar. Por esta razón, en continentes grandes los lugares centrales son menos húmedos que las costas.
“Lo que tenemos son vientos que vienen desde el Atlántico a 2.000 km, chocan contra Los Andes y bajan paralelo a la Cordillera. Esto atrae la humedad. En invierno, se va más al norte y no hay lluvia; en verano, los cuatro meses que tenemos, las masas de aire vienen más hacia el sur y así es como tenemos humedad”, expuso.
Andrade agregó que la observación del aire requiere un estudio constante, pues las partículas en el aire cambian su composición química y se hacen cada vez más pequeñas, lo cual significa mayor riesgo para la salud, porque así pueden penetrar más profundo en el organismo. “Hace años veíamos partículas menores a 10 micrones, luego vimos menores a 2,5 micrones, luego un décimo de eso. Cuanto más pequeña es la partícula, más profundo penetra en el sistema respiratorio y es más dañina”.
PROPUESTAS
Recalcando que la depredación humana “hace su parte” en acelerar el venidero desastre climático, Andrade considera que es imperante detener la deforestación a nivel regional, pidiendo esfuerzos conjuntos a naciones vecinas. Asimismo, “la minería no puede ser indiscriminada, donde sea y donde se me ocurra, en el primer arroyo que encuentre”, exhortó.
“No podemos decir que no contribuimos, no podemos echar la culpa a otros, por más pequeño país que seamos, ya somos más de 12 millones. Ya no somos un pueblo en el sentido de que somos poquitos y no importa lo que hagamos, somos un país que está creciendo, de mucha gente y tenemos que tener cuidado con lo que hacemos con el vecino. Hay que vivir pensando en el resto”, comentó.
En su criterio, lo que se debe hacer es apostar por la educación y la regulación en temas de ciencia y medio ambiente. Tras socializar los resultados más concluyentes de sus investigaciones con pobladores locales, Andrade destacó la recepción de estos temas en la población joven y cree que no se aprovecha todo el potencial de enseñanza hacia ellos.
“La revolución de países como Taiwán o Noruega, la clave de cambiar su modelo extractivista es la educación, tecnología y ciencia. No hemos hecho nuestro trabajo nunca. La educación no es lo más importante en el gobierno”, señaló Andrade, afirmando que “el gran desafío es educarse en el uso sabio de nuestros recursos”.
ESTACIÓN ESTRATÉGICA
El investigador enfatizó la posición estratégica y privilegiada de su estación de monitoreo para el estudio de la composición atmosférica en los Andes tropicales. A 5.240 metros sobre el mar desde Chacaltaya, puede hacer mediciones del Amazonas, el Pacífico, el altiplano y la ciudad.
Aunque la compleja topografía de la región dificulta colocar modelos y obtener ciertas mediciones, destacó que probablemente son la más activa de la región, entre apenas unas 30 estaciones globales, pues “en casi 13 años de trabajo se ha avanzado mucho”.
Marcos F. Andrade Flores es profesor titular en el Departamento de Física de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), donde obtuvo una licenciatura en Física; posee además una maestría y doctorado en Meteorología en AOSC de la Universidad de Maryland, Estados Unidos.
Andrade es fundador y director del Laboratorio de Física de la Atmósfera de la UMSA y el principal investigador en la estación de monitoreo climático de Chacaltaya, la cual es parte de Vigilancia Atmosférica Global (GAW) de la Organización Mundial de Meteorología.