El conflicto, que alimentó las históricas tensiones comunitarias en regiones como Darfur, dejó como mínimo en torno a 4.000 muertos, millones de desplazados y refugiados en una situación absolutamente catastrófica para el país, entre informaciones de campañas de atrocidades por parte de ambos bandos y sus milicias tribales asociadas.
En este escenario, el activista local de Sennar Mohamed Osman, avisó a Radio Dabanga que miles de desplazados se enfrentan al hambre y a la violencia desde hace días. “Las autoridades oficiales y organizaciones humanitarias brillan por su completa ausencia”, dijo Osman a la emisora.
Los refugios están ahora inundados por las fuertes lluvias, que degradaron las tiendas de campaña y facilitado la aparición de enfermedades como la malaria, a lo que hay que añadir cortes constantes de electricidad que están imposibilitando el funcionamiento de instalaciones cruciales, como el centro médico de Sennar.
El problema es el mismo en todos los lugares, como el campamento de desplazados de Arkum, en la frontera de Chad y centro de recepción de decenas de miles de personas que están escapando de la ola de violencia en la región sudanesa de Darfur, en el oeste del país, según avisó también a Radio Dabanga otro de sus residentes, Mohamed Yagub.
La guerra en que vive sumido Sudán desde mediados del mes de abril alienta una crisis humanitaria que, según Naciones Unidas, puede alcanzar proporciones épicas y consumir todo el país si no se toman medidas para paliarla e incluso amenazar la estabilidad de toda la región.
Más de 4,5 millones de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares, más de un millón cruzaron hacia países vecinos y se estima que cerca de medio millar de niños fallecieron víctimas del hambre, con enfermedades como el sarampión, la malaria, el dengue o la diarrea como potenciales amenazas. (Europa Press).