El 22% de los hogares reportó que algún miembro teletrabajó o tuvo la necesidad de teletrabajar durante la cuarentena en nueve ciudades capitales y la ciudad de El Alto (alrededor de 321.000 hogares).
En 52% de esos hogares solamente una persona logró trabajar bajo esta modalidad. A nivel de género, la participación de los hombres en esta modalidad fue de 54%, mientras que para las mujeres fue de 50%.
Respecto a las ciudades del eje, Cochabamba lideró en porcentajes de hogares que implementaron la práctica; con alrededor de 26%. La mayor proporción de teletrabajo correspondió a los sectores de servicios básicos, servicios financieros, compra-venta y actividades profesionales.
Con 23%, la ciudad de La Paz también mostró un porcentaje ligeramente mayor al promedio de las ciudades donde se realizó la encuesta; con mayor proporción en los sectores de educación y administración pública, señala el estudio.
El teletrabajo se define en Bolivia como una modalidad de relación laboral o de prestación de servicios que consiste en el desempeño de actividades remuneradas utilizando las tecnologías de la información (TIC). Bajo esta modalidad, no se requiere la presencia física del teletrabajador en el lugar de trabajo.
El nivel de uso del teletrabajo antes de la crisis sanitaria era sumamente variado entre países, sectores, ocupaciones y empresas. A pesar de ser una práctica que se caracteriza por la flexibilidad, únicamente el 5,4% de los trabajadores en la Unión Europea decían trabajar desde casa de manera permanente en el 20194.
Asimismo, solo el 15% alguna vez había trabajado bajo esta práctica, siendo mayor el porcentaje entre trabajadores autoempleados que asalariados. En lo que se refiere a los puestos que estaban preparados o tenían los insumos para el trabajo desde casa incluso antes de la pandemia, solo el 37% de los trabajos en los Estados Unidos cumplían con el perfil para poder realizar sus actividades de manera remota.