La cifra se suma a la difundida por el Banco Mundial (BM), que fijo 3,9 % para la presente gestión y para el próximo año 2,8 %, menores a las proyectadas por el Gobierno, que espera crecer este año 5,1 %.
La economía nacional no pasa por un buen momento a pesar del optimismo del Gobierno, ya que las políticas implementadas por las autoridades nacionales, no habrían surtido el efecto esperado, pero salvo nuevamente la minería, como en la década pasada, debido al incremento de los precios en el mercado internacional.
A eso hay que sumar los productos no tradicionales que crecieron más que el gas, que fue relegada a una tercera ubicación por la caída de la producción en los megacampos, y pese al incremento del barril de petróleo en el mercado internacional, el país no logró aprovechar por los volúmenes bajos exportados.
Ahora, la guerra empaña las perspectivas económicas mundiales al tiempo que la inflación se acelera, según el FMI.
El economista Jaime Quevedo de Big Picture Economics expuso un análisis de la economía nacional hace unos día atrás, en el evento de promocionar a El Alto como una ventana de oportunidades para el comercio y los negocios, así como para la industria.
En la oportunidad indicó que los sectores que crecieron en la pasada gestión fueron la industria de alimentos, manufactura de todo tipo, agricultura industrial, vale decir la soya, caña de azúcar, así como la ganadería, comunicaciones, entre otros.
La guerra Rusia Ucrania ha desatado una costosa crisis humanitaria que exige una solución pacífica. Al mismo tiempo, el daño económico causado por el conflicto contribuirá a una desaceleración significativa del crecimiento mundial en 2022 y atizará la inflación, señala el Fondo.
Los precios de los combustibles y los alimentos han subido con rapidez, asestando un golpe particularmente duro a las poblaciones vulnerables de los países de bajo ingreso. Se proyecta que el crecimiento mundial se desacelere del 6,1 % estimado para 2021 a 3,6 % en 2022 y 2023; es decir, 0,8 y 0,2 puntos porcentuales menos en 2022 y 2023 que lo previsto en enero.
Más allá de 2023, el crecimiento mundial disminuiría a alrededor de 3,3 % a mediano plazo. El encarecimiento de las materias primas provocado por la guerra y la ampliación de las presiones de precios se han traducido en una inflación proyectada para 2022 de 5,7 % en las economías avanzadas y de 8,7 % en las economías de mercados emergentes y en desarrollo; o sea, 1,8 y 2,8 puntos porcentuales más que lo proyectado en enero.
Las iniciativas multilaterales para responder a la crisis humanitaria, impedir que se ahonde la fragmentación económica, mantener la liquidez mundial, manejar las situaciones críticas de sobreendeudamiento, encarar el cambio climático y poner fin a la pandemia son fundamentales.
El 2019 la economía nacional creció 2,2 %, el 2020 registró una recesión de -8,3 % y el 2021 hubo un crecimiento de 6,11 %, y para la presente gestión el Gobierno espera crecer en 5,1 %, pero los organismos internacionales estiman una menor cifra a la oficial.
Deuda
Poco después de que estallara la pandemia se adoptaron medidas excepcionales para preservar el acceso privado al crédito, evitando así una recesión más grave en 2020. Si bien apuntalaron muy bien la economía, estas políticas también propiciaron el endeudamiento de consumidores y empresas.
El análisis empírico basado en datos a nivel macro y microeconómico indica que las cifras agregadas de endeudamiento privado no lo dicen todo, y es posible que la recuperación sea más débil en algunos países debido a diversos factores. La restricción monetaria y fiscal futura tiende a afectar más a los más vulnerables, y por eso hay que ser prudentes al momento de retirar las políticas de apoyo relacionadas con la pandemia, señala el FMI.