La pandemia provocó el cierre de las escuelas y la deserción escolar, lo que esto podría incidir en la reducción de 12 % de los ingresos de los estudiantes de ahora a lo largo de su vida, así como de los futuros profesionales; por ello los organismos internacionales plantean cinco medidas para evitar reducir los impactos.
El Banco Mundial, el Diálogo Interamericano, la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, las Ciencias y la Educación (Unesco) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), indicaron que el cierre de las escuelas durante la pandemia causó un severo daño educativo que hipoteca el futuro de millones de niños y obliga a una acción inmediata para salvar a las futuras generaciones.
Como se recordará la disrupción en el aprendizaje debido a la epidemia de covid-19 provocará pérdidas de destrezas que podrían resultar en una caída de 1,5 % en la producción económica global para el resto del siglo, según un reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), publicado en septiembre de 2020, y difundido por Reuters.
El documento señala que para Estados Unidos, eso representará una pérdida económica de 15,3 billones de dólares, y que la cifra se elevaría si la disrupción en la educación se extiende al próximo año escolar, es decir 2021, que no fue así.
En el informe del impacto de la pandemia covid-19: sus consecuencias educativas y laborales en el largo plazo, elaborado por Alejandro Morduchowicz y Vicente A. García Moreno, estiman en base a varios autores, que (
) globalmente, el covid-19 causará una pérdida de escolaridad equivalente entre 0.3 y 0.9 años de escolaridad ajustada por calidad.
En su escenario pesimista, esto se traduciría, en una pérdida de 1,400 dólares en ingresos anuales por persona, equivalentes a 25 mil dólares en valor presente durante toda la vida, u 8 % de los ingresos laborales, proyectan.
También, en base a bibliografía, cuantifican que el cierre de cuatro meses del sistema educativo resultaría en una pérdida de 2.5 % en el salario futuro de la vida productiva de los actuales estudiantes. El costo total para la economía mundial representaría el 18 % del Producto Interno Bruto (PIB), cuantificado en 15,1 billones de dólares como consecuencia del covid-19. Sobre esta base, los autores estiman que la pérdida en salario futuro de cada estudiante difiere según el nivel de ingreso de cada país.
Propuesta
Los cuatro organismos internacionales sostienen que para revertir el tiempo perdido por el cierre de las escuelas debido a la pandemia, plantean que los gobiernos deben colocar a la educación en lo más alto de la agenda pública, reintegrar a todos los niños, niñas y adolescentes que han abandonado la escuela y asegurar que permanezcan en ella, recuperar los aprendizajes perdidos y asegurar el bienestar socioemocional de los niños, niñas y adolescentes y valorar, apoyar y formar a las y los docentes.
La pérdida significativa de aprendizaje durante el cierre de las escuelas por la pandemia de covid-19 en América Latina y el Caribe está poniendo a millones de niños, niñas y adolescentes en riesgo de abandonar la escuela, advirtieron ayer el Banco Mundial, el Diálogo Interamericano, la Unesco y Unicef en un evento virtual conjunto.
Los Jefes de Estado de Argentina, Chile, Ecuador y Honduras se unieron al evento denominado “Mi educación, nuestro futuro” para expresar su firme apoyo a la educación, al tiempo que compartieron sus esfuerzos nacionales de recuperación del aprendizaje e hicieron un llamamiento a otros líderes para que se unieran a la causa.
Los estudiantes de la región han vivido uno de los cierres de escuelas más prolongados e ininterrumpidos por efecto del covid-19 en el mundo. Tras más de dos años de pandemia, no todos los estudiantes de América Latina y el Caribe han vuelto a las aulas.
A pesar de los importantes esfuerzos realizados por los países de la región, los niños, niñas y adolescentes que han vuelto a la escuela se han retrasado, en promedio, entre uno y 1,8 años, según las nuevas estimaciones del Banco Mundial.
No se conocen datos de los países de la región sobre las pérdidas económicas que representan el cierre de las escuelas, pero ensayos, como concurso-de-ensayos-caf, señalan que esta situación empuja a la pérdida de capital humano, que afecta a la economía de las naciones, debido a que la interrupción en el aprendizaje retrasa la capacitación de nuevos profesionales, y también su ingreso al mercado laboral.
El sector informal absorbe a esas personas con bajo nivel educativo, y en Bolivia, según los economistas, el crecimiento del comercio refleja esta situación, también la actividad ilícita, claro está no todos los casos, como el contrabando.
Actuar rápido
“La crisis educativa que afecta a la región no tiene precedentes. Si no actuamos ahora para recuperar las pérdidas de aprendizaje, toda una generación de niños, niñas y jóvenes será menos productiva en el futuro y tendrá menos oportunidades de progreso y bienestar”, dijo el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Carlos Felipe Jaramillo.
“Según nuestras estimaciones, los estudiantes de hoy podrían ver disminuir sus ingresos a lo largo de su vida hasta en un 12 %. Es el momento de actuar, de evitar estas pérdidas, de apoyar el futuro de la próxima generación”, complementó.
Entre tanto, la directora de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (Orealc/Unesco Santiago), Claudia Uribe, hizo un llamado urgente a todos los países de América Latina y el Caribe a comprometerse con la recuperación y transformación de sus sistemas educativos.
«La pérdida en los aprendizajes y en el bienestar que millones de niños y niñas y jóvenes sufrieron durante la pandemia pone en riesgo su futuro y su esperanza. No hay tiempo que perder para poner en marcha todas las medidas necesarias para reparar este daño y así evitar que sus consecuencias se tornen permanentes o irreparables», alertó.
Asimismo, el director del Programa de Educación del Diálogo Interamericano, Ariel Fiszbein, señaló que «el cierre de las escuelas ha tenido consecuencias muy graves en las trayectorias educativas, el aprendizaje y el bienestar emocional de los estudiantes, y esto traerá efectos a largo plazo no solo en la educación, sino también en los niveles de productividad y el futuro laboral de los estudiantes».
Sin embargo, también reconoció que la pandemia ha producido importantes lecciones sobre cómo mejorar las prácticas de enseñanza y que hay oportunidades para aprovecharlas en el futuro.
Finalmente, la directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe, Jean Gough, instó a todos los países de la región a convertir los compromisos en acciones.
“Si bien muchas escuelas han reabierto sus puertas, la crisis de aprendizaje en América Latina y el Caribe está lejos de haber terminado; solo es menos visible que antes”, dijo Gough.