A pesar de que las autoridades nacionales indicaron que se garantiza el precio de los productos de la canasta familiar, el economista Darío Monasterio sostiene que será difícil, a pesar del tipo de cambio fijo, por la situación complicada por la pandemia y ahora la guerra Rusia-Ucrania, ya que los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran un leve crecimiento de la inflación y podría superar la meta fijada a fin de año.
En el último informe Perspectivas económicas mundiales elaborado por el Banco Mundial, se señala que como agravante de los daños provocados por la pandemia de covid-19, la invasión rusa a Ucrania ha exacerbado la desaceleración de la economía mundial, que está entrando en lo que podría convertirse en un período prolongado de escaso crecimiento y elevada inflación.
En ese contexto aumenta el riesgo de estanflación, con consecuencias potencialmente perjudiciales tanto para las economías de ingreso mediano como para las de ingreso bajo.
En Bolivia, las autoridades del sector económico aseguran la estabilidad precios, aunque reconocen una situación compleja a nivel internacional a consecuencia de la guerra Rusia-Ucrania, que ya se reflejó en los altos precios de los insumos agrícolas, como los granos de maíz y trigo.
Para Monasterio la situación económica del país esta complicada desde el 2015, y en los últimos años se ha profundizado, ante el agotamiento del modelo y la reducción de su financiación, y la guerra ha puesto otras variables.
En su momento los analistas económicos recordaron que el modelo se financió por los altos precios de las materias primas, en especial de los minerales y el gas, que permitieron al país recibir ingresos importantes para redistribuirlos a través de bonos sociales.
El economista agregó que los datos de la economía formal dan esos números que publica el INE, pero sí se tomará en cuenta a la informal, las cifras podrían variar.
Dijo que la inflación a 12 meses subió de 1 % a 1,4 %, y si se sigue esta tendencia se puede llegar a superar la meta fijada por las autoridades, de 3 %.
También el incremento muestra que la demanda y la oferta se reactivan, pero la economía nacional se ha estancado, y no nos hemos recuperado desde el 2020, y desde el 2015 ya registraba tasas de crecimiento menores.
Aunque el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, en un boletín de prensa de esta cartera de Estado, aseguró que la reconstrucción de la economía avanza, y mostró datos de recaudaciones de los restaurantes, hoteles, así como del incremento de la inscripción de empresas a comparación del 2021.
Monasterio al igual que el economista y exdirector del Banco Central de Bolivia (BCB), Gabriel Espinoza, por separado, indicaron que el tipo de cambio fijo permite controlar los precios, aunque por el otro lado baja la competitividad de la producción nacional en el mercado internacional.
Espinoza señala que los costos de producción subieron, así como los combustibles a consecuencia del conflicto bélico, y están siendo absorbidos por los productores y empresarios, así como por el Gobierno.
Monasterio asegura que se puede estabilizar los precios siempre y cuando se garantice la producción, e indica que la inflación mundial se filtró en la economía boliviana a pesar del tipo de cambio, y por ello recomienda un cambio de timón, a través de incentivos a la producción nacional para equilibrar la oferta y la demanda.
Financiamiento
En la última Rendición de Cuentas del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, al final del informe al titular de esta cartera de Estado le preguntaron si el Gobierno prepara medidas económicas para antes y después del Censo del 2022 con la finalidad de reducir el déficit fiscal, y mediante un recorte presupuestario a gobernaciones y alcaldías, dijo que es falso las medidas de reajuste o quitar presupuesto a las gobernaciones.
Indicó que la renta petrolera va en aumento, y que el trabajo realizado desde el 9 de noviembre de 2020 apunta a reducir el déficit fiscal, de 12,6 % a 9,3 % en 2021, y para la presente gestión se proyectó 8,5 %.
Informó que los ingresos fiscales son suficientes para los gastos rutinarios y corrientes, es decir pagar sueldos y salarios, así como para comprar suministros de los proveedores, consultorías y servicios básicos.
«Y después de hacer ajuste, queda un ahorro, esto lo llevamos a la inversión pública, pero obviamente requiere de más financiamiento, por lo tanto tenemos que buscar fuentes internas y externas, y de ahí viene el mayor déficit fiscal», señaló en esa oportunidad.
Si quisiera eliminar el déficit fiscal, se lo hace no invirtiendo, dijo la autoridad a tiempo de indicar qué sería del país sin la inversión pública, ya que este mueve todas las actividades económicas donde se realizan obras.
Mientras tanto, en una entrevista con este medio de comunicación, el economista y docente de la Universidad Técnica de Oruro (UTO), Ernesto Bernal, explicó que el aumento de la tasa de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos, complicará el financiamiento externo, y los capitales se irán al país del norte por ser más atractivo.
Informe
El panorama presenta riesgos adversos. Entre ellos se incluyen los efectos indirectos en la región debido a la atenuación del crecimiento mundial, una mayor inseguridad alimentaria y malestar social, una inflación superior a la prevista y tensiones financieras constantes, señala el informe.
Un crecimiento más lento de lo esperado en los principales socios comerciales de América Latina y el Caribe debilitaría aún más las perspectivas regionales. La escasez global de fertilizantes vinculada a la guerra de Ucrania podría exacerbar el aumento de los precios de los alimentos, lo que provocaría malestar social.
La inflación podría permanecer muy por encima de las metas de los bancos centrales, por lo que sería necesario un endurecimiento de las políticas monetarias más rápido, lo que podría precipitar una desaceleración regional aún más pronunciada, asegura el documento.
Además, en un contexto de crecimiento lento y aumento de las tasas de interés en Estados Unidos, la tensión financiera podría afianzarse en algunas economías de la región, especialmente si los encargados de formular políticas no pueden comprometerse de manera creíble con las reformas para impulsar el crecimiento de manera sostenible.
Perspectivas
Se prevé que el crecimiento regional se desacelerará marcadamente hasta llegar al 2,5 % en 2022, luego de un repunte posterior a la pandemia del 6,7 % en 2021. El crecimiento se desacelerará aún más en 2023, a solo un 1,9 %, antes de repuntar ligeramente a un 2,4 % en 2024.
La desaceleración regional refleja el endurecimiento de la situación financiera, el debilitamiento del crecimiento de la demanda externa, la rápida inflación y la gran incertidumbre en materia de políticas en algunos países. Se espera que el PIB per cápita de toda la región aumente solo un 0,6 % entre 2019 y 2023.