La falta de un financiamiento en Bolivia impide completar la vigilancia genómica (descifrar el código genético) del coronavirus SARS-CoV-2 y conocer si la nueva cepa llegó al país, “los recursos sólo alcanzan para monitorear al virus dos veces al año, mientras que en otros países de Sudamérica lo están haciendo cada semana, porque tienen el apoyo de sus respectivos gobiernos”, afirmó el biólogo molecular, Oscar Rollano.
Explicó que, la forma de sobrevivir de un virus es prácticamente esquivar las defensas de su hospedero (seres humanos), y en ese proceso evolutivo es cuando se producen las nuevas variantes o nuevas cepas, “al monitorear constantemente su evolución (vigilancia genómica) podremos conocer cuándo aparecerá el siguiente gran brote del coronavirus”.
En la segunda quincena de diciembre pasado, las autoridades del Reino Unido informaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se había identificado una nueva cepa variante del SARS-CoV-2 mediante una secuenciación genómica viral (tecnología que permite conocer y descifrar el código genético de un virus).
SECUENCIACIÓN EN BOLIVIA
El biólogo molecular informó que la secuenciación del coronavirus, se está realizando en Bolivia en el Laboratorio de Genética Molecular del Instituto de Investigaciones Químicas junto con el Laboratorio de Microbiología Molecular del Instituto de Servicios de Laboratorio de Diagnóstico e Investigación en Salud (Seladis), ambos de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
“En agosto del 2020, recién pudimos conseguir fondos de la cooperación suiza (COSUDE), debido a la burocracia y problemas logísticos del país, el material necesario sigue llegando de a poco, por ejemplo, las celdas para secuenciar recién llegaron en diciembre, nos tomó cuatro meses, lo que en Europa tarda una semana y aún nos faltan algunos reactivos”, agregó.
Dijo que, hoy en día se cuentan con métodos estandarizados, si el patógeno fuera una bacteria o un organismo con mayor material genético ya tendríamos los primeros resultados. Sin embargo, secuenciar virus tiene retos adicionales y por lo tanto requiere material adicional.
El genoma o la secuencia genética completa del coronavirus del SARS-CoV-2 que origina la enfermedad de Covid-19 es una molécula de ARN (ácido ribonucleico), una especie de código de 30 mil letras que necesita para formar muchas copias de sí mismo una vez que infecta a una célula sana.
Una vez conseguido el ARN de la muestra, el objetivo es purificar el ARN del virus y separarlo del ARN del paciente siguiendo diferentes estrategias. A continuación se determina la secuencia de la molécula mediante procesos químicos y análisis bioinformáticos.
“En la parte bioinformática se debe convertir las señales del equipo en secuencias de ADN y compararlas con el genoma original que vino de Wuhan, en esa comparación es donde se identifican las mutaciones y nuevas variantes del virus, pero el financiamiento que conseguimos es pequeño y no alcanza para hacer un monitoreo constante”, remarcó el experto en biología molecular y genómica que tiene estudios de doctorado en la Universidad de Lund (Suecia).
Anunció que para seguir avanzando y tener una mejor vigilancia epidemiológica, se están haciendo gestiones con distintos laboratorios del país y con el que se tiene un avance es con el Laboratorio de Biología Molecular del Hospital San Pedro Claver en Sucre.
“Pero lo mejor sería realizar este monitoreo en todo el país, por lo que invitamos a los laboratorios que tengan interés a comunicarse con nosotros. También estamos gestionando una colaboración con el Instituto Pasteur de Montevideo para poder formar una red de vigilancia genómica en Sudamérica”, aseveró Rollano que actualmente es responsable del Laboratorio de Genética Molecular del Instituto de Investigaciones Químicas de la UMSA. (CienciaBolivia)