La educación fue una de las más golpeadas por la pandemia del covid-19, pero los expertos en el tema informaron que la crisis ya venía antes del virus y solo se empeoró con la enfermedad, por lo que el problema se mantiene latente pero poco visible, y América Latina está en riesgo a nivel económico, social y laboral, según el evento virtual compromiso para la Recuperación Educativa, organizado por el Banco Mundial, UNESCO, UNICEF y Diálogo Interamericano.
Entre 2013-2019 la región no avanza en educación, y la crisis viene desde este periodo, los cimientos eran débiles antes de la pandemia, y el covid-19 solo ahondó el problema, y afectó a los más vulnerables, reflexionó el coordinador del laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Educación (LLECE) UNESCO, Carlos Henríquez Calderón.
Informó que cuatro de cada 10 niños de tercero de primaria en la materia de lenguaje no son capaces de identificar un texto, un párrafo en el periódico; en el caso de matemáticas, uno de cada dos presenta desempeño bajo, y en algunos casos no puede hacer ejercicios básicos, como sumar o restar.
La desigualdad entre los escolares aumentó, y un grupo menor de 50 % está quedando atrás, y requiere de apoyos específicos.
Mientras tanto, la regente Regional de Educación del Banco Mundial, Emanuela Di Gropello, reflexionó al indicar que mientras las escuelas se cerraron, el acceso a la calidad educativa a distancia o remota, presentó serios problemas en la región.
Es decir no todos los alumnos se pudieron conectar a las clases virtuales, debido al reducido acceso a los servicios de internet, o por falta de cobertura; y se observó reducciones en la asistencia.
De acuerdo a datos preliminares, la deserción de alumnos aumentó en las edades de seis a 14 años, y el riesgo de abandono es muy fuerte, según Di Gropello a tiempo de indicar que esta situación se relaciona con la pérdida de aprendizaje.
«América Latina tiene una crisis de aprendizaje, la simulación de datos muestra que el aprendizaje empeora», lamentó la representante del Banco Mundial a tiempo de agregar que el promedio de reducción alcanza a 6 %.
Dijo que 40 % de niños de primaria no pueden leer e interpretar un texto, adecuado a su edad, y esta situación va en aumento, y la reducción de los aprendizajes se registra en los estratos más vulnerables.
El potencial de inequidades va en aumento, advirtió.
Pérdidas
Por su parte, la directora Regional para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Claudia Uribe, informó que la pandemia provocó la pérdida de 1,5 años de aprendizaje de los estudiantes, a pesar de los esfuerzos de autoridades y profesores, y el rezago educativo está vigente.
Los datos de la entidad internacional señalan que 10,5 millones de estudiantes estaban fuera de la escuela por la pandemia.
“La pérdida de aprendizaje y el abandono escolar comprometen el desarrollo de la región”, advirtió Uribe.
Por su parte, el asesor Regional de Educación de Unicef, Italo Dutra, señaló que la inequidad afecta a niños, niñas y adolescentes en esta región, y que la crisis provocada por la pandemia en la educación no se solucionará en el corto plazo.
Dijo que «no estamos preparados para ayudar en la salud mental de los niños y adolescentes luego de la pandemia».
Para Henríquez Calderón la educación y la salud mental, son elementos centrales para el aprendizaje, y sostiene que compartir o vincularse con los compañeros motiva al niño a avanzar en su aprendizaje, como por ejemplo a leer.
Por su parte, Di Gropello advirtió que la crisis educativa provocará una pérdida de 10 % anual a los estudiantes a lo largo de su vida laboral, debido a que redujo su educación por el cierre de escuelas o abandonó el colegio.
El niño o el joven llegarán al trabajo con mucha menos preparación, lo que incidirá en la productividad y provocará desempleo, apuntó e indicó que se requieren implementar políticas para evitar la deserción escolar.
Evaluación
Aunque muchas escuelas han reabierto sus puertas, la crisis educativa aún no ha terminado simplemente se ha vuelto menos visible. A pesar de los importantes esfuerzos realizados por todos los países, no todos los alumnos de la región han vuelto a las aulas y millones han perdido tanto en términos de aprendizaje que corren el riesgo de abandonar la escuela por completo.
Las pérdidas de aprendizaje proyectadas y reales son muy altas, y más graves para los primeros grados, los niños más pequeños y los estudiantes de entornos socioeconómicos más vulnerables, las principales víctimas.
También se traducirán en una importante disminución de ingresos y productividad, y afectarán en gran medida a la calidad y la relevancia de competencias para el mercado laboral, limitando el potencial de crecimiento a largo plazo de la región. La salud psicosocial y el bienestar también se han visto muy afectados.
Si bien la recuperación se ha iniciado, la gravedad de esta crisis educativa requiere una acción integral y sostenida. La recuperación debe centrarse en dos estrategias esenciales: la vuelta a la escuela y la recuperación de las pérdidas de aprendizaje. Estas estrategias se han traducido en un Compromiso para la Recuperación Educativa que fue lanzado, el 2 de junio pasado, por el Banco Mundial, UNESCO, UNICEF y Diálogo Interamericano, con el apoyo de varios Jefes de Estado de la región.
Región
América Latina y el Caribe enfrentan la mayor crisis educativa de su historia. Si bien muchas escuelas han reabierto sus puertas, la crisis educativa no ha terminado para los más de 170 millones de estudiantes que vivieron uno de los cierres de escuelas más prolongados del mundo, señaló el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Carlos Felipe Jaramillo.
“En la actualidad, casi todos los estudiantes de América Latina y el Caribe han retrocedido en su aprendizaje, lo que supone una pérdida de más de una década en los logros alcanzados por la región en materia de educación. Pero no todos los niños se han visto afectados de la misma manera: los más jóvenes y los más pobres han sido los más perjudicados”, agregó.
Si no se abordan, las pérdidas colectivas de aprendizaje perjudicarán a América Latina y el Caribe durante décadas, exacerbando las desigualdades y poniendo en peligro el crecimiento económico, advirtió.