Economistas del Banco Mundial señalan que la década pérdida en América Latina podría repetirse, además, algunos medios internacionales estiman que la economía mundial está a un paso de la recesión, la crisis económica se avecina, analistas bolivianos señalan que Bolivia no es ajena a la coyuntura actual, y la falta de liquidez es una señal.América Latina no está en riesgo de sufrir una crisis semejante a la de los años ochenta, pero se avecina una era de oportunidades perdidas, de acuerdo a la opinión de los economistas del Banco Mundial Carlos Felipe Jaramillo y Marcello Estevão, en su bloq titulado América Latina y la “década perdida”: ¿puede la historia repetirse?
Los economistas bolivianos desde el 2014 alertaron que Bolivia ingreso a una desaceleración, debido a la caída de los precios de las materias primas en el mercado internacional, y la cifra del Producto Interno Bruto (PIB) en 2019 alcanzó a 2,2%, y un año después sufrió una recesión de -8%, como todos los países a nivel internacional.
“Filas de varias cuadras para recibir comida. Niveles de desempleo que se disparan. Inflación descontrolada. Deuda insostenible. Estos problemas, que sacudieron a muchas economías de América Latina en los años ochenta, siguen resonando hoy en día y, dadas las condiciones económicas actuales, resulta casi inevitable pensar que la historia pueda repetirse”, señalan los expertos.
Los economistas alertan que el Gobierno reduce su liquidez, y pierde confianza en los mercados de capitales, por ello no logró con éxito la colocación de bonos a principios de la presente gestión, de 2.000 millones sólo logró 850 millones.
En entrevistas anteriores, Gabriel Espinoza, Darío Monasterio y Ernesto Bernal, por separado, indicaron que los mercados internacionales son requeridos por los países que buscan recursos, y por lo tanto será difícil lograr más recursos, y serán caros. Entretanto, el Gobierno destacó el logro de los recursos.
Recientemente, en la Asamblea Legislativa, está el tratamiento del Proyecto de Ley de Modificaciones al Presupuesto General del Estado Gestión 2022, en el que se realiza un préstamo de 3.000 millones de bolivianos del Banco Central de Bolivia, y un incremento del Impuesto al Consumo Específico (ICE), aunque las autoridades aclaran que no es un aumento sino una actualización.
Pero las alarmas se encienden, ya que muestra la falta de liquidez, y la Fundación Jubileo en un informe reciente señaló que el Gobierno bajó los presupuestos de los gobiernos subnacionales, lo que implica reducción de recursos hacia la inversión pública.
Hace mucho tiempo atrás Espinoza dijo que la falta de recursos se observa en la desaceleración de la inversión pública, y recientemente el Gobierno recibió un crédito de la CAF de 400 millones de dólares, y según las autoridades serán destinadas a la inversión pública.
Los economistas del Banco Mundial sostienen que las crisis de deuda de los años setenta y ochenta fueron experiencias dolorosas que resuenan en los problemas actuales. En aquel momento, al igual que ahora, los países de América Latina tenían grandes cargas de deuda.
Entonces, al igual que ahora, la economía mundial experimentó perturbaciones macroeconómicas extraordinarias que llevaron a que la inflación se disparara (el embargo petrolero árabe, en dicha época; la pandemia y la guerra de Ucrania en la actualidad). Y posteriormente, al igual que hoy en día: los bancos centrales de todo el mundo —especialmente la Reserva Federal de Estados Unidos— subieron las tasas de interés para combatir la inflación.
Bolivia incrementó su deuda de más de 2.000 millones de dólares en 2007 a más de 12.600 millones a junio de 2022. La oposición lamentó la decisión del Gobierno de incrementar las obligaciones con organismos internacionales, mientras autoridades, como la viceministra de Tesoro y Crédito Público, Juana Jiménez, asegura que, en comparación con el Producto Interno Bruto, es baja y es sostenible, y todavía se tiene espacio para endeudamiento.
La balanza comercial positiva que registra el país desde el año pasado, gracias a los precios internacionales, va llegando a su normalidad, y esto muestra que las economías se acercan a una recesión.
La invasión rusa a Ucrania ha provocado que los precios de los alimentos y de la energía se incrementen, y la amenaza del Kremlin de reducir sus envíos de gas a Europa, por las sanciones aplicadas, reducen su actividad económica.
El medio especializado Bloomberg, en una edición de hace unos meses atrás señaló que China ya habría experimentado una desaceleración, y estaba a un paso de una recesión, aunque también informó que los datos estadísticos no son públicos y al parecer manipulados.
Los organismos internacionales alertaron que el mundo va camino a una estanflación, una recisión de la economía y una mayor inflación. Bolivia todavía no siente los efectos de los precios altos, ya que la mayoría de los alimentos son subsidiados, así como la energía, pero los recursos se van acabando, de acuerdo a analistas.
El Gobierno insiste en que su modelo económico es exitoso y que las medidas implementadas generan estabilidad y una inflación baja, pero también admitieron que no son una isla.
Pérdida
“… hoy el mayor riesgo que enfrenta la región no es la posibilidad de otra “década perdida” generada por las crisis financieras, sino que sobrevenga una década de oportunidades perdidas”, reflexionan los economistas del organismo internacional.
Sin embargo, hay una diferencia clave entre aquel entonces y ahora, hoy los países latinoamericanos están mucho mejor preparados que hace cuatro décadas para reaccionar frente a estas conmociones debido, en gran parte, a las enormes mejoras que se han introducido en las políticas económicas y financieras de toda la región.
“Si bien la Reserva Federal de Estados Unidos ha sido acusada de “quedarse corta” (i), la mayoría de los bancos centrales latinoamericanos han actuado con rapidez para mitigar la inflación y reorientar sus economías hacia los niveles de inflación previstos”, destacan.
En resumen, somos optimistas acerca de la mayor parte de la capacidad de la región para evitar las crisis. Esto no equivale a decir que el camino está allanado. Si bien es muy poco probable que América Latina experimente una gran contracción económica o un aumento desenfrenado del desempleo, corre el riesgo de que se prolongue el estancamiento económico de la última década, reflexionaron.
Desde el auge de los productos básicos impulsado por la rápida expansión económica de China en la primera década del siglo XXI, los países de América Latina y el Caribe no han encontrado un motor de crecimiento comparable.
En la última década, el crecimiento del producto interno bruto per cápita de la región ha sido, en promedio, casi nulo, lo que representa el nivel más bajo registrado desde fines de los años ochenta. El crecimiento modesto no debería ser la norma, señalan.