La economía boliviana presenta un contexto de desaceleración a partir de la presente gestión, luego de un rebote estadístico registrado en 2021 con una tasa de 6,1% y ahora la proyección realizada por el Gobierno de 5,1% está lejos. Los organismos internacionales estiman una cifra menor, mientras que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) señala que el país terminará con 3,5% en 2022 y para el 2023 baja a 2,9%.
Mientras tanto, el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas señala que en un contexto internacional de caída de la actividad económica, en los ingresos y el poder adquisitivo de las familias, la Cepal estima que Bolivia crecerá el 2,9% en 2023.
El país se posiciona como la tercera economía de mayor crecimiento y muy por encima del promedio de la región, situada en 1,0%, asegura la entidad estatal.
Solo Venezuela, con 5%, y Paraguay, 4%, se estiman con mayor crecimiento. Cierran el bloque de países con mayor crecimiento del promedio Uruguay (2,9%), Perú (2,2%), Ecuador (2,0%) y Colombia (1,5%), señala el informe de la Cepal
Entre tanto, Argentina tiene una proyección de 1,0%, Brasil de 0,9% y Chile entraría en recesión con -1,1% de contracción, agrega.
Las estimaciones de crecimiento de la economía nacional, realizada por organismos internacionales, bajan a menos de 4% y para el 2023 a menos de 3%, a pesar del optimismo de las autoridades nacionales de crecer para 2022 a 5,15 y el próximo año a 4,8%.
Análisis
De acuerdo al último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Bolivia tiene proyectado un crecimiento económico del 3,8% y 3,2% para el 2022 y 2023 respectivamente, mucho menor al proyectado por el PGE 2022 y 2023 de un 5,10% y 4,86%.
Recientemente la Cepal igualmente publicó las perspectivas para las economías de Latinoamérica y el Caribe, donde Bolivia prevé tener un crecimiento económico del 3,5%, y apenas del 2,9% para el 2023 según estimaciones de este organismo, lo cual técnicamente indica que entraremos en un nuevo proceso de recesión económica en términos del crecimiento de nuestro PIB, señala el presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero.
“Entonces esto ha evidenciado el por qué el gobierno nacional, en el PGE 2023, ha modificado su política económica y ha reajustado, relativamente, el presupuesto nacional, aunque no así en términos de menores gastos, al menos no como se esperaba; con metas de crecimiento económico menores respecto al 2021 (6,1%), una tasa de inflación mayor (3,57%) y un déficit fiscal reducido al -7,49% del PIB, pero gracias a una contracción de la inversión pública del 20% respecto al 2022, lo cual es muestra una clara necesidad de reducir gasto público», señaló.
Dijo que el Gobierno tomó el camino corto, pese a que el actual modelo económico se basa en el gasto e inversión pública, por el ello al reducir este último, y no el gasto en sueldos y salarios, se provocará un decrecimiento económico.
Economistas, como Ernesto Bernal, Gabriel Espinoza y Darío Monasterio, ya estimaban que la proyección del Gobierno estaba lejos de cumplirse, pues el modelo económico ya cumplió su ciclo.
Entretanto, el consumo de las familias cambió y la reducida inversión pública redujeron las expectativas de crecimiento, por ello Romero indica que la sostenibilidad de la demanda interna basada en el gasto de las familias y empresas en el país, es importante, así como la inversión pública.
Informe
En su informe anual Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe, la CEPAL proyecta que el crecimiento regional del próximo año será una tercera parte de la tasa esperada para 2022.
En un contexto de incertidumbres externas y restricciones internas, los países de América Latina y el Caribe crecerán un 3,7% en 2022, poco más de la mitad de la tasa del 6,7% registrada en 2021. Se estima que en 2023 se profundice la desaceleración del crecimiento económico y se alcance una tasa del 1,3%.
De acuerdo con el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2022, dado a conocer por el Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), José Manuel Salazar-Xirinachs, las respuestas de política monetaria adoptadas a nivel mundial en 2022, en un contexto de aumento en la inflación global, han provocado incrementos en la volatilidad financiera y en los niveles de aversión al riesgo y, por tanto, han inducido menores flujos de capital hacia economías emergentes, incluyendo las economías de la región.
Pero la reducción que se espera en la inflación global para el 2023 tenderá a moderar los incrementos de las tasas de política monetaria de los principales bancos centrales, añade el organismo.
Según el documento, luego del dinamismo mostrado en el primer semestre de 2022, la actividad económica de la región se ha desacelerado, reflejando, por una parte, el agotamiento del efecto rebote en la recuperación de 2021 y, por otra, los efectos de las políticas monetarias restrictivas, mayores limitaciones del gasto fiscal, menores niveles de consumo e inversión y el deterioro del contexto externo.
El informe destaca que el proceso de recuperación de los mercados laborales que se ha experimentado en el primer semestre de 2022 no ha permitido eliminar las tradicionales brechas entre hombres y mujeres que exhiben indicadores como la tasa de participación laboral y la tasa de desocupación. Durante el 2022, se han observado tanto un aumento de la informalidad y como una caída en los salarios reales.