Bolivia registra una falta de hábito para ahorrar, con una exclusión financiera en mujeres de la tercera edad en zonas rurales, pero destaca en el uso de billeteras móviles, de acuerdo a la segunda edición del Índice de Inclusión Financiera (IIF) que analiza la relación del sistema financiero en ocho países de Latinoamérica.
“Uno de los mayores descubrimientos para Bolivia fue la falta de hábito que poseen las personas para ahorrar, el aumento de billeteras móviles en general y la exclusión financiera que sufren mujeres de la tercera edad en zonas rurales”, señala el informe de Credicorp.
El documento señala que seis de cada 10 bolivianos afirma no haber ahorrado en el último año. El promedio de bolivianos que sereportó sin ingresos fue de 48 %. En 2021, la cifra fue 39 %.
El 60 % de los bolivianos reconoce que no ha logrado ahorrar en el último año. La principal barrera por la cual indican no haber logrado este objetivo, es que los ingresos son insuficientes, según se evidencia en el estudio.
Es decir, responde más a una causa externa. El promedio de bolivianos que reportó no haber podido obtener ingresos en el último año fue de 48 %, una cifra que escaló desde el 39 % del 2021. Chile y Bolivia son los únicos países en donde este porcentaje crece.
No obstante, a la barrera referida a la falta de ingresos siguen respuestas que afirman que no les interesa o no necesitan ahorrar. “A pesar de ser un porcentaje importante, Bolivia tiene un mayor número de personas que pudieron ahorrar si es que lo comparamos con Chile (66 %) , Colombia (75 %), México (68 %), Perú (73 %) y Argentina (77 %)”, explica el ejecutivo Javier Ichazo, Head de Microfinanzas de Credicorp.
Se resalta el hecho, además, que del porcentaje que sí ahorra, un 30 % indicó que guarda el dinero en su casa, una práctica que se repite en todos los países de la región.
Por segundo año consecutivo, Credicorp presentó el IIF, un estudio elaborado por Ipsos el cual analiza la relación entre las personas y el sistema financiero en Colombia, Bolivia, Chile, Ecuador, México, Panamá, Perú y Argentina.
Ese documento busca ser una herramienta para comprender los retos en inclusión financiera y tomar decisiones estratégicas de modo que más personas ingresen al sistema financiero formal.
Para la construcción del IIF se consideraron tres dimensiones: acceso, uso y calidad percibida. Asimismo, se definió una escala de 0 a 100, en la que un mayor puntaje significa un mayor nivel de inclusión financiera. Según el estudio, el promedio obtenido por los ocho países analizados es de 44.2, lo cual significa una mejoría de 6 puntos frente al informe de 2021.
Así, Panamá continúa liderando el IIF con un puntaje de 56.4. Le siguen Chile (52.3), Argentina (49),que se ubica en el tercer puesto, Ecuador (48.9), Colombia (44.7), México (41.5), Perú (39.8) y Bolivia (38.3), que retrocede levemente frente a 2021. Según se muestra en los resultados particulares para Bolivia, el incremento en el comercio informal a raíz de la pandemia y la crisis económica de Argentina tuvieron un impacto en el nivel de inclusión financiera del territorio nacional.
Si bien se evidencia una mejora general de la región en comparación con el año pasado, en todos los países medidos, los grupos que tienen el nivel de inclusión financiera más bajo son las mujeres, las personas de mayor edad, los habitantes de áreas rurales, las personas con menor nivel educativo, las personas con un nivel socioeconómico más bajo, los trabajadores informales y las personas sin acceso a internet, entre otros grupos poblacionales.
La dimensión de acceso es la única que creció respecto al 2021 en Bolivia. Y aquí resalta el aumento en el conocimiento de productos financieros y en la tenencia de créditos. La tarjeta de crédito, las cuentas de ahorro y los créditos para un negocio son los productos más populares entre los bolivianos. De hecho, tres de cada 10 bolivianos ya conocen al menos 10 productos financieros. No obstante, un 11 % afirma no conocer ninguno, el porcentaje más alto de la región. Asimismo, se resalta el dato de que casi la mitad de la población (47 %) ya conoce lo que es una billetera móvil, lo cual demuestra el potencial de descentralización de un producto como este.