Esa calificación se da en un entorno económico internacional complejo debido a los impactos generados por la pandemia a nivel mundial y la guerra entre Rusia y Ucrania. S&P destaca el historial de baja inflación del país, la reconoce como la más baja de la región, acentúa la baja dolarización en el sistema financiero y el servicio de la deuda manejable para los próximos dos años, según la nota de prensa del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.
De acuerdo con entendidos en la materia, para S&P una obligación calificada con B es más vulnerable a un incumplimiento de pago que las calificadas con BB, pero el emisor presenta capacidad para cumplir con sus compromisos financieros. Pero condiciones financieras, económicas y comerciales adversas probablemente perjudicarían la capacidad y voluntad del emisor para cumplir con sus compromisos financieros de la obligación.
Para Fitch representa un grado altamente especulativo. Para emisores y obligaciones al corriente, las calificaciones B indican que existe un riesgo de crédito significativo, aunque mantiene un limitado margen de seguridad, según los entendidos en la materia.
CALIFICACIÓN
Standard & Poor’s revisa la calificación de riesgo de Bolivia a B con perspectiva estable, similar nivel de calificación crediticia que se tiene con las calificadoras de riesgo Moody’s Investors Service y Fitch Ratings. La calificación indica la expectativa de S&P de que la recuperación económica continua y las medidas de contención del gasto reducirán gradualmente el déficit fiscal de Bolivia, con el fin de que la deuda del Estado se estabilice, señala la nota de la entidad ministerial.
En su reporte, S&P reconoce que la reciente operación de manejo de deuda redujo obligaciones de pago de deuda comercial para 2023. Esta operación de manejo de pasivos, junto con un acceso continuo a financiamiento oficial y comercial, ayudará a mantener la liquidez externa y gestionar el aumento, pero aun así moderado del déficit de cuenta corriente (CAD) en los próximos 12 meses.
De igual manera reconoce que los préstamos en mora representan alrededor del 2,2% de los préstamos totales y que están completamente cubiertos por políticas de previsiones conservadoras y la alta proporción de préstamos garantizados.