El cuidado de la madre tierra quedó en segundo plano para la actual administración de Estado, pues prima la obtención de venta de materia prima antes que cuidar las áreas protegidas. Los anuncios de un potencial en el Madre de Dios, norte de Bolivia, activaron las alarmas de los expertos en el cuidado del medio ambiente, pues anticipan que derivaría en una catástrofe, debido a la biodiversidad que hay en la zona, asimismo afectaría al hábitat de los indígenas.
Para el especialista en temas indígenas de la Fundación Tierra, Mario Paniagua, dijo que el impacto que generaría la actividad hidrocarburífera en la Amazonia es difícil de medir, pero como es una zona plana, en el supuesto del inicio de una explotación, y por error habría fuga, será difícil de controlar pues la mayor parte está rodeada de agua por las lluvias, y su acceso se hace complicado.
Paniagua señala que la primera dificultad sería el acceso a áreas protegidas y luego buscar la solución, mientras tanto el daño avanzaría en la región, perjudicando al medio ambiente, así como a los territorios indígenas.
Mencionó que en la Amazonia existe un recurso estratégico protegido por ley, la castaña, y las actividades hidrocarburíferas, y más la explotación, afectaría a la producción del recurso, y un daño a la economía de los habitantes del lugar.
Informó que todavía no se ingresó a las plantaciones todavía, pero en 2016 ya se hizo exploraciones en el Madre de Dios, en lugares donde había el recurso, y los indígenas hicieron la consulta para proteger a la castaña, porque estaba en puertas la prospección.
Aseguró que la Amazonía es bastante sensible, y mencionó a Perú y Ecuador, en donde se realizaron actividades hidrocarburífera y los problemas que provocó al medio ambiente y a los habitantes del lugar.
Madre de Dios
Tras constatar que la Cuenca del Subandino Sur llegó a un cierto grado de madurez, el presidente ejecutivo interino de YPFB, Armin Dorgathen, informó que la estatal petrolera trabaja para activar la Cuenca Madre de Dios, donde se estima un potencial de 5 billones de barriles (Bbbl) de petróleo y 12 trillones de pies cúbicos (TCF) asociados de gas natural, reservas equivalentes aproximadamente a 475 mil millones de dólares.
«Estos datos no son míos, los cinco billones de barriles y 12 TCF son de una consultora de Francia Beicip Franlab, una de las escuelas de petróleo más importante del mundo, ellos son los que hicieron estos análisis, nos dijeron que es una cuenca de clase mundial», afirmó.
La Cuenca Madre de Dios que comprende los departamentos de Pando, Beni y La Paz podría generar al país ingresos equivalentes a 475 mil millones de dólares emergentes de los recursos hidrocarburíferos a ser descubiertos y posteriormente explotados en los mencionados departamentos que actualmente no son productores de hidrocarburos, explicó.
El área está ubicada geomorfológicamente en una Zona No Tradicional, aspecto que implicaría inversiones nuevas para el desarrollo pleno de estos recursos, según la estatal petrolera.
«En el caso de Madre de Dios donde recién perforamos el pozo Gomero X1 IE el 2021 y cuyos resultados nos han mostrado una roca madre que tiene un potencial impresionante, el carbono orgánico total de la roca madre mostró niveles altísimos, muy similares al que tiene Vaca Muerta en la Argentina, vamos a seguir analizando esta roca madre», agregó el presidente ejecutivo de YPFB.
A pesar de que se niega el fraking para la explotación hidrocarburífera, ponen como ejemplo a Vaca Muerta, que utiliza el método para la recuperación de petróleo y gas, cuyos trabajos avanzan y ya exporta hidrocarburos.
Inicio
Un artículo de Iván Paredes Tamayo publicado en el medio digital Momgabay, explica que el camino empezó para ingresar a áreas protegidas, en abril de 2013. Entonces el expresidente Evo Morales decidió abrir las áreas protegidas a la actividad hidrocarburífera. Nunca antes Bolivia había autorizado que empresas petroleras exploren y exploten dentro de estos ecosistemas clave del país. Luego vendría el Decreto Supremo 2366, promulgado en 2015, que autorizó que 24 millones de hectáreas fueron incluidas como parte de la nueva frontera petrolera que comprende alrededor del 22 % del total del territorio boliviano.
Paniagua sostiene que a pesar de que hay normas para proteger al medio ambiente y los pueblos indígenas, al parecer no se cumplen, pues el ingreso a áreas protegidas no encuentra resistencia.
Las pruebas sísmicas y las prospecciones también tienen sus efectos en el medio ambiente, debido a que los pasivos no son cerrados adecuadamente, y las lluvias provocan que la contaminación se expanda en los lugares donde se hicieron los trabajos y sus alrededores.
El experto recuerda que las perforaciones requieren una etapa de consulta. Asegura que cuando las perforaciones terminan y no se encuentra el recurso en cantidades significativas para su comercialización, no se cumpliría con los pasos para el cierre de las excavaciones.
Recuerda que la tierra se mueve y sí no se cierra las operaciones adecuadas, sale espuma y las lluvias hacen que se expanda a los cuerpos de agua, y es una fuente de contaminación.
Sugiere que no se debería ingresar a áreas protegidas, y cuidar el medio ambiente y el hábitat de los indígenas; pero sui el país vive de la venta de gas, deberían tomar en cuenta las normas y tomar todas las precauciones.
«Ingresan a áreas donde no hay resistencia y no toman ninguna salvaguarda», manifestó e indicó que existen malas experiencias en la exploración de hidrocarburos en la Amazonía; los más afectados son los indígenas, pues viven de la naturaleza, pero el proceso antes de la explotación pone en peligro al medio ambiente.
El Cedib señala que «generar recursos #hidrocarburíferos, no justifica los daños al medioambiente de un sector sociodiverso como es la Cuenca Madre de Dios. Este proyecto petrolero en #Amazonía es comparado con #Vaca Muerta, Argentina. Por tanto ¿Qué se puede esperar?».
La alianza periodística ManchadosXelPetróleo detectó que de estas 21 áreas protegidas amazónicas, entre nacionales, departamentales y municipales, afectadas por bloques petroleros, 11 tienen una superposición por encima del 60%, señala el artículo publicado en Mongabay.
Cuando se promulgó el decreto supremo 2366, de inmediato se iniciaron las negociaciones con las empresas transnacionales para suscribir contratos sobre áreas de la nueva frontera petrolera.
La Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN), una organización boliviana que trabaja en la implementación de acciones de conservación y mantenimiento del patrimonio natural, asegura que la situación petrolera en las áreas protegidas cambió con la nueva normativa.
Eso lo confirmó en un análisis geoespacial realizado en la Amazonía boliviana, junto a los expertos de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), que reveló cómo la zona amazónica de Bolivia pasó de tener 73 215 kilómetros cuadrados de áreas petroleras en 2012 a 156 583 kilómetros cuadrados distribuidos en 76 lotes en 2020. Es decir, un crecimiento de más del 100 %.
Por otro lado, los lotes petroleros a escala nacional cubren en total 28 338 625 hectáreas y están distribuidos en 3 135 004 hectáreas (11 %) en fase de exploración y en explotación, 751 686 (3 %). Además, se estableció un potencial de 23 729 427 hectáreas (84 %) y hay solicitud de ingresar a 722 508 hectáreas (2 %).
Según FAN, el 27 % del territorio de las áreas protegidas bolivianas están en riesgo por la actividad petrolera: en exploración están involucradas 1 635 711 hectáreas y se están explotando 59 146 hectáreas ahora mismo. Sin embargo, el potencial de la incursión hidrocarburífera está enfocado en 5 376 736 hectáreas y estás áreas ya fueron reservadas por la petrolera estatal boliviana.
Jorge Campanini, investigador del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), precisa que «cerca del 17 % de lo que constituye el Sernap (Servicio Nacional de Áreas Protegidas) es ahora una zona de extractivismo o donde ya se realizan actividades petroleras», señala la nota.