El domingo por la mañana, la región de Los Ángeles amaneció cubierta de una niebla tan espesa que la policía de la ciudad decidió no sacar sus helicópteros a patrullar. Era demasiado peligroso. Tampoco despegaron los aparatos del sheriff esa mañana. “Básicamente por el mal tiempo”, reconoció el sheriff, Alex Villanueva. No se veía nada. Kobe Bryant, sin embargo, decidió llevar a su hija y a dos amigas a su partido de baloncesto en la otra punta del condado en helicóptero. Bryant utilizaba este medio de transporte a menudo desde sus tiempos de estrella de Los Angeles Lakers para evitar el tráfico de la ciudad. El vuelo duró 41 minutos. Los nueve ocupantes del helicóptero murieron al estrellarse contra un área montañosa muy cerca de su destino por causas aún desconocidas.
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